Ganaderos matamorenses perdieron un 50 por ciento de su ganado durante la sequía, algunos tuvieron que vender de plano su hato, porque no costeaba el mantener esta actividad, la venta de vacas antes de que las lluvias se presentaran bajó de los 17 a 20 mil pesos aproximadamente, hasta los cuatro mil pesos.
Por fortuna, las precipitaciones han beneficiado a quienes mantuvieron sus crianzas puesto que los precios volvieron a subir al sanear las afectaciones que dejaron los dos últimos años.
Mediante un sondeo a ganaderos que son pobladores y realizan esta actividad rural en el municipio, se constató que la problemática derivada de la sequía en la región estuvo por desaparecer el hato en la región.
Según indicó Ángel Sotero Romero, quien es poblador del sitio y se dedica a la crianza de vacas además de a la siembra de temporal, explicó que tuvo que vender su ganado por no costear el mantenimiento.
Afortunadamente su actividad cómo productor de semilla de temporal cómo maíz, sorgo, avena y frijol dieron resultados debido a que las lluvias que se han presentado desde el mes de julio han dejado crecer el producto.
Por su parte, Ramón Luna describió la mala fortuna que dejó la sequía para algunos matamorenses cuya principal actividad es la ganadería, indicó que hubo gente que incluso tuvo que vender terrenos y también la totalidad de las vacas.
Explicó que, en su caso, de contar con 30 piezas de ganado, le quedaron 14 de las cuales muchas no lograron vender, ya que antes de eso, perecieron a causa de la falta de agua y alimento el cual no pudo ser costeado.
Asimismo, explicó que existió un caso de un ganadero, mismo que conoce ya que además de ser colega, él es carnicero y parte del gremio de este ramo.
Detalló que, en este caso, el ganadero no pudo obtener beneficios ya que se le murieron 56 vacas siendo el que obtuvo mayores pérdidas ya que no alcanzó a por lo menos poner a la venta sus crianzas, quedando prácticamente en bancarrota.
Cabe recalcar que el precio del ganado bajó considerablemente, ya que de los 17 a 20 mil que ahora cuesta una res, en los últimos dos años llegó a bajar hasta a cuatro mil pesos, por lo que quienes lograron conservar y mantener las mismas, hoy agradecen a la naturaleza por la caída de lluvias que aseguran ya terminó con la sequía.