Decenas de fieles católicos acuden a la comunidad de Las Ánimas para adorar al Señor de los Guerreros, una tradición católica que nace desde el siglo XIX.
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Como cada año motivados por la fe, fieles católicos desde temprana hora emprendieron una caminata, en la que recorrieron algunos kilómetros para agradecer todas las bendiciones que Dios por su inmenso amor ha decidido otorgar durante todo el año.
Desde pequeños hasta adultos mayores acudieron con veladora en mano, y flores, mismos que depositaron ante los pies de la imagen del Señor de los Guerreros.
Asimismo, otros aprovecharon el momento para encomendar a Dios su familia, su trabajo y todas las preocupaciones para que por su gracia estas sean socorridas.
Es de resaltar que en el lugar se ha generado toda una verbena popular, desde música en vivo, danza, juegos mecánicos, y venta de antojitos mexicanos, enmarcan esta gran celebración.
Las festividades duran seis días a partir del primer viernes de marzo y concentran una gran romería o feria, en donde además de la religiosidad se da una importante actividad económica y comercial, que favorece el sustento de familias.
El Señor de los Guerreros es una imagen de Jesús crucificado que se venera en el templo principal de San José del Tizonazo, una pequeña población ubicada en el estado de Durango.
La devoción y los milagros atribuidos a su intercesión son conocidos en toda la región desde el siglo XIX.
A través de la tradición oral, se dice que el Cristo fue encontrado un primer viernes de marzo bajo un árbol de mezquite, ahí le construyeron una pequeña capilla y un altar que tuvo como núcleo el tronco del mezquite en donde lo hallaron.
Según versiones tradicionales un hecho suscitado a mediados del siglo XX le dio aun mayor fama a la imagen, pues se dijo que el 26 de junio de 1958, tras ser llevado en peregrinación desde Indé hasta El Tizonazo, la imagen comenzó a sudar, dándose este fenómeno por más de cinco horas, de lo cual se tomaron actas y testimonios.