En busca de obtener recursos, familias del asentamiento indígena de San Andrés llevan a cabo el reciclaje de botellas de plástico, mismas que son trasladadas a negocios de chatarreras para su venta; “duramos hasta un mes para poder completar un costal, el precio varía dependiendo de los kilos que sean, pero aproximadamente nos lo compran en siete pesos".
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Desde temprana hora familias del albergue de San Andrés salen de sus hogares para recoger botellas de plástico, mismas que son vendidas en chatarreras del municipio de Parral, siendo a través de esta acción un aporte a su economía.
Tal es el caso de la familia Cruz, quienes señalaron que esta actividad que realizan involucra a la comunidad de este asentamiento debido a que expresaron: “colocamos estos depósitos para que las personas nos apoyen y coloquen los recipientes de plástico".
Explicaron que tardan hasta un mes para juntar los envases de plástico, “a través de esta tarea podemos reunir un poco de dinero para nuestras familias debido a que nos repartimos las ganancias que obtenemos”.
Detallaron que algunos integrantes de las familias salen diariamente a trabajar en ladrilleras o se desempeñan como pepenadores en el basurero municipal, sin embargo, con lo que obtienen de sus sueldos no cubren en su totalidad sus necesidades de alimentación y vestimenta.
“Cada día incrementan los costos, por ello buscamos otra alternativa para poder obtener un recurso extra, en el cual además apoyamos en el reciclaje”.
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Por lo anterior, narraron que surgió la idea de vender este material, además de apoyar en la limpieza del asentamiento indígena, evitando que estos recipientes den un mal aspecto o sean un foco de contaminación.
“Es un material que no usaremos y que podemos obtener ganancias, además de que no están tirados en las calles de este asentamiento”.
Finalmente., expresaron que las familias de este lugar presentan diversas necesidades al ser de escasos recursos, por lo que destacaron que hace falta se destinen proyectos para empleos que sean mejor pagados. “Algunos de los que trabajan en ladrilleras o como pepenadores no obtiene ni el sueldo mínimo, por lo que la necesidad se incrementa cada vez más ante la falta de oportunidades”.