Expulsión de franceses de la Nueva España casi deja sin médicos al Real de Chihuahua

En el Archivo Histórico del Municipio de Hidalgo del Parral se conserva un expediente demasiado ilustrativo para comprender el impacto de las disposiciones giradas por Zúñiga y Guzmán

Luis G. Prieto | Archivo Histórico Municipal de Parral

  · sábado 30 de octubre de 2021

Foto: Archivo General de la Nación | Colección Felipe Teixidor

Memorias de Chihuahua

Las razones por las que Baltazar de Zúñiga y Guzmán, mejor conocido como el marqués de Valero y virrey de la Nueva España de 1716 a 1722, ordenara la expulsión de todos los ciudadanos franceses establecidos en su dominios son un tanto claras, ya que los reinos de Francia y España a partir de 1719 se encontraban en guerra, disputándose algunas regiones al norte de los que hoy son los estados de Florida y Texas, en aquella época reclamados por España.

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Hay especialistas que argumentan la causa a los nuevos conocimientos que estaba generando el pueblo galo en ese proceso que llamamos “Ilustración”, sin embargo el choque cultural entre españoles y franceses va más allá, pues diversas causas que incluso actualmente se pueden observar estaban a la orden del día: la religión, la constitución de los estados nacionales y las diferentes casas reinantes en aquella época, por ejemplo.

Esta orden impulsada desde la Ciudad de México tuvo un interesante impacto en las comunidades más al norte de la Nueva España, particularmente en el reino de la Nueva Vizcaya, donde estas poblaciones contaban con algunos vecinos oriundos de Francia. No obstante, algunos de estos foráneos resultaron ser necesarios para la vida cotidiana y el desarrollo de las vecindades en diferentes materias.

En el Archivo Histórico del Municipio de Hidalgo del Parral se conserva un expediente demasiado ilustrativo para comprender el impacto de las disposiciones giradas por Zúñiga y Guzmán, pues existe una narración escrita y firmada por el clero instalado el “Real de Chiguagua” así como por los principales vecinos, solicitando la intervención del gobernador y capitán general de la Nueva Vizcaya para que este abogara por un francés.

De acuerdo con el documento, en el citado real vivían cuatro ciudadanos franceses ya condenados a la expulsión, pero los firmantes emprendieron la defensa de sólo uno de ellos. ¿La causa? Porque era médico cirujano y se le consideraba de extrema necesidad, debido a que únicamente él podía curar las enfermedades de la población.

Las personalidades que emitieron la solicitud se identificaron como: el vicario juez eclesiástico, curas y vecinos. El escribiente relató que Juan de Estrada, el médico a quien se pretendía expulsar, llegó en 1719 a Chihuahua para irse al puerto de “la Vera Cruz” y allí embarcarse con destino a Europa, pero que fue detenido por las autoridades para que se éste se quedara en el real.

A Estrada se le consideraba necesario y útil por ser médico, en especial porque en Chihuahua ninguno otro practicaba su profesión, pero a causa de la represalia contra los franceses se le aprisionó en la cárcel pública, de la cual podía salir exclusivamente a curar.

En su defensa, el clero y los principales vecinos argumentaron que el real y toda su vecindad se quedaría “expuesta al desabrigo de no hallar curación en sus enfermedades”. Para ellos Estrada era un médico experimentado, de mucha utilidad por la puntual asistencia que tuvo con los enfermos y al obrar desinteresadamente.

También, los firmantes expresaron que el francés era una persona caritativa, quieta y pacífica, que no daba motivo a cosa que fuera de discordia común ni particular y muy importante, se decía afecto al católico monarca Felipe V.

Al final del texto se identifican al menos 35 firmas, entre las que destacan la de Isidro Joseph Felipe, Diego Gutiérrez, Xavier de Almeida, Manuel de Neyra y Quiroga, Joachin de Solórzano, Pedro del Hierro, Francisco de Chavarría, Ignacio Joseph Romano, Manuel de Nájera, Diego Franco, Joseph Eleuterio Guerra y Joseph de Ulloa.

Por fortuna, la petición tuvo una respuesta positiva del gobernador de Nueva Vizcaya, Martin de Alday, quien suspendió la salida del médico francés y le otorgó una fianza, así como la notificación de hacerle llegara al Virrey los motivos de la dispensa.