La Navidad está ya a la vuelta de la esquina y, con ello, familias de todo el mundo comienzan ya a desempolvar los viejos árboles navideños de plástico o, en determinados casos, a adquirirlos naturales en lugares especializados. Este elemento decorativo se aprecia no solo en hogares cristianos, pues hoy en día, incluso quienes profesan otra fe, deciden unirse al espíritu navideño y hacer lo propio en casa, adaptando diferentes elementos a este según la cultura o ideología de sus propietarios.
No obstante, pese a la popularidad que ha tomado el arbolito de navidad, hoy en día su origen y significado pasan desapercibidos para la mayoría, quienes ven en él únicamente un elemento decorativo de la temporada.
Pese a que principalmente es colocado en hogares cristianos, su origen se remonta de hecho a celebraciones paganas, pues según se sabe, los celtas se reunían cada 8 de diciembre para celebrar el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad.
Entre las actividades realizadas durante las fiestas, solía adornarse un árbol perenne, mismo que simbolizaba al universo; sin embargo, con la llegada del cristianismo a Europa, la evangelización de estos pueblos absorbió muchas de estas costumbres, mismas que fueron adaptadas y modificadas por la nueva fe, por lo que el árbol, fue sustituido por un pino, que pasó a simbolizar, en vez del nacimiento de Frey, el nacimiento de Jesús.
Previo a las luces y esferas, a los árboles navideños se les colgaban manzanas que, según la tradición cristiana, representaban al pecado original. Asimismo, y como contraparte a este simbolismo, el pino era adornado con velas, las cuales representaban la luz de Cristo.
En conjunto, el árbol representa al Paraíso, de donde Adán y Eva fueron expulsados luego de que comieran los frutos del árbol del bien y del mal y, con ello, dieran origen al pecado original. La colocación de este durante los días previos a la celebración del nacimiento de Jesús, representaría la reconciliación del hombre con su Creador. Por otro lado, cambiar el árbol perenne por un pino no fue en absoluto una decisión al azar, pues al representarse de forma bidimensional, las tres puntas representarían la santísima trinidad.
Por otro lado, el uso de los colores con los que se adornan, tienen también cada uno un significado diferente relacionado con diferentes oraciones del adviento.
Azul: la reconciliación.
Plata: el agradecimiento.
Oro: la alabanza.
Verde: la abundancia y naturaleza.