En el panteón de Dolores, el Día de Muertos no solo es una fecha para recordar a los seres queridos, sino también una oportunidad para que varios trabajadores encuentren un medio de sustento. Personas como Edgar Omar Ramos Dueñas y José Gabriel Jaramillo Dueñas, se han sumado a la tradición de limpiar tumbas en esta temporada, ofreciendo sus servicios a los visitantes que desean dejar las sepulturas de sus familiares impecables y decoradas.
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Desde temprano, el panteón cobra vida con el sonido de azadones, escobas y cubetas llenas de agua, mientras estos trabajadores se despliegan por los pasillos ofreciendo una limpieza detallada de las tumbas. Edgar Omar, quien lleva dos años en esta labor, menciona que cobra alrededor de 80 pesos por tumba, trabajo que realiza en unos 20 minutos, con el objetivo de atender la mayor cantidad posible de solicitudes.
“Desde que llegué hice la señal de la cruz para que llegue suficiente trabajo,” comenta Edgar, quien ve en esta actividad una fuente de ingresos importante para cubrir los gastos de su hogar. Desde el amanecer hasta el final del día, recorre el cementerio limpiando sepulturas y atendiendo los pedidos de quienes buscan rendir homenaje a sus seres queridos de una manera digna.
Muchos visitantes del panteón prefieren contratar los servicios de limpieza, ya que desean presentar las tumbas limpias y bien arregladas antes de colocar las flores, coronas y recuerdos. La limpieza se convierte, así, en un ritual previo a la decoración, con el propósito de que cada sepultura luzca lo mejor posible en honor a la memoria de quienes descansan ahí.
Además de la limpieza, los trabajadores ofrecen un servicio integral, que incluye llenar cubetas de agua para humedecer la tierra alrededor de las tumbas y asegurar que el sitio mantenga un aspecto cuidado. Esta labor requiere esfuerzo físico y dedicación, ya que las largas jornadas y el constante movimiento en el panteón demandan fuerza y resistencia.
La tradición de limpiar tumbas ha sido una alternativa digna de ingreso para personas como Edgar y José Gabriel, quienes encuentran en esta actividad no solo una fuente de dinero, sino también una forma de unirse a la conmemoración del Día de Muertos. “Es un trabajo honesto y ayuda a que las personas puedan rendir tributo a sus seres queridos como ellos quisieran”, afirma José Gabriel.
Aunque el trabajo puede resultar arduo, estos trabajadores lo realizan con orgullo y esmero, conscientes de que, en cada tumba que limpian, están ayudando a perpetuar la tradición de respeto y cuidado en el Día de Muertos. Sus labores se han convertido en una parte esencial de esta celebración, enriqueciendo la experiencia de quienes visitan el panteón de Dolores.
Así, la presencia de estos trabajadores en los panteones no solo representa un beneficio económico para ellos, sino también un servicio importante para las familias que desean rendir un homenaje digno a sus difuntos, recordándolos con amor y respeto.