Con una bocina en mano y arduas ganas de sacar a su familia adelante, MartÍn López Bustillos, padre soltero de cuatro hijos, día a día sale a buscar el sustento y llevar un plato de comida a la mesa, se acerca Navidad y tiene qué multiplicar esfuerzos para cumplir los anhelos de sus pequeños.
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En una casa de madera y que no se encuentra en buenas condiciones, ubicada en la calle Sierra Nevada 220 del fraccionamiento Montañas, vive esta familia.
Martín Bustillos no es un hombre común ya que tiene que hacer el papel de padre y madre, luego de enfrentar el abandono de quien fuera su esposa, la difícil situación hace que cada mañana recorra las calles del centro de la ciudad cantando algunas melodías con la esperanza de que las personas se toquen el corazón y aporten alguna moneda.
Hay días de suerte en que la generosidad de las personas le permiten llevar el sustento a casa, sin embargo hay momentos en que llega la tarde y con ello la preocupación e incertidumbre de no saber qué comerán durante el día.
El amor por sus hijos lo impulsa a salir cada mañana y buscar de nueva cuenta el sustento para él y su familia, tomando en cuenta que el día no puede ser muy favorable para él.
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Los pequeños Martín, Abraham, Galilea y María de Jesús, fueron abandonados por su madre hace más de dos años, luego de haber caído en el mundo de las drogas.
María de Jesús es la hermana mayor, que cuando su padre sale a buscar el sustento, ella cuida de sus tres hermanos, así como de acompañarlos a la escuela.
Martín Bustillos tiene construido un cuarto de madera en la azotea de una “obra negra”, la cual es propiedad de un primo hermano que vive en los Estados Unidos.
Actualmente se encuentran realizando el acondicionamiento de la misma para que Martín, junto a sus cuatro hijos puedan tener un lugar más cómodo y seguro dónde dormir.
Con llanto en los ojos Martín López Bustillos mencionó: “Estoy endeudado con mi primo con entre 50 y 70 mil pesos que es lo que se lleva invertido en el terreno para que mis hijos y yo podamos vivir bien, pero no sé cómo le voy a pagar”.
Los pequeños Martín y Abraham anhelan que esta Navidad “Santa Claus” llegue a su hogar y les regale un carro de control remoto, Galilea desea con ansias una muñeca con la que pueda jugar, y María de Jesús quisiera poder estrenar un cambio de ropa.
“A diario salgo a buscar una 'liebre' (trabajo) para sacar el sustento para mi familia, a veces voy con un amigo a Santa Rosa a montar sus caballos pero en ocasiones no puedo porque tengo que mandar a mis hijos a la escuela, además la distancia es muy larga para irme caminando, prefiero bajar al centro a buscar la moneda, ya que hay ocasiones en las que saco mejor en la cantada que cuidando los caballos, que claro que ese dinero nos cae muy bien,” aseveró.