La Catedral de Guadalupe llevó a cabo el Viacrucis meditado por calles del centro de la ciudad. Partió del templo de San Juan de Dios hasta Fátima, donde jóvenes, matrimonios y grupos de movimientos católicos estuvieron cargando la cruz en señal de acompañamiento de la vía dolorosa de Jesucristo hacia su muerte; el obispo de la diócesis, Mauricio Urrea Carrillo, estuvo dirigiendo en cada una de las 14 estaciones, donde se estuvo reflexionando sobre la pasión y muerte de Jesús, el día de hoy quedan suspendidas las misas en duelo por la muerte de Jesucristo.
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El día de ayer, a las 10 de la mañana, se llevó a cabo el Viacrucis meditado, la feligresía partió del templo de San Juan de Dios hacia el templo de Fátima, donde concluyeron las celebraciones de este Viacrucis; el Obispo de Parral fue quien estuvo al frente de las reflexiones y la narrativa de los sucesos dolosos que vivió Jesús en su camino a la muerte, estos escritos fueron realizados por el papa Juan Pablo II.
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Durante cada una de las estaciones de la vía dolorosa las personas asistentes tuvieron una reflexión y oran por el sacrificio que realizó el salvador del mundo hacia el calvario, cientos de personas participaron en este Viacrucis: matrimonios, jóvenes, y grupos de los movimientos católicos que estuvieron cargando la cruz en señal de acompañamiento del camino doloroso de Jesucristo hacia su muerte.
Señaló el obispo Mauricio Urrea Carrillo que la Iglesia se une al Señor Jesús en la vía dolorosa, esto tuvo que pasar para que se cumplieran las escrituras, refirió las palabras del salvador “si alguien quiere seguirme, tome su cruz”, con esto Cristo nos revela la verdad sobre Dios y el hombre en su camino a la muerte, hay que tomar parte en la cruz de Cristo y caminar con él.
En la primera estación Jesús es presentado ante Pilatos y es condenado a la pena de muerte por declararse rey de los judíos, sin embargo Jesucristo indicó que su reino no es de este mundo; en la segunda estación, Jesús carga su cruz, tanto amo Dios al mundo que do a su único hijo para el perdón de los pecados, así en la cruz está el sufrimiento y la salvación, signo de un amor sin límites.
En la tercera estación se da referencia a la primera caída; indicó el Obispo de la Diócesis que con el peso de la Cruz, Dios cargó sobre Él las penas de todos nosotros, mientras que los soldados romanos lo insultaban y golpeaban durante su camino a la muerte, con ello Cristo exhorta a los cristianos a levantarse, Señor danos la fuerza del Espíritu para cargar con nuestra cruz.
Cientos de personas participaron en este Viacrucis: matrimonios, jóvenes, y grupos de los movimientos católicos que estuvieron cargando la cruz
En la cuarta estación Jesús se encuentra con su madre: “No sabes que debo de ocuparme de las cosas de mi Padre”. En su narración, el Obispo dijo que ella misma durante la anunciación del Arcángel Gabriel de su nacimiento, señaló he “aquí la esclava del Señor, hágase en mí su voluntad, hágase en mí su palabra”, es de recordar su madre también padece el sufrimiento que está viviendo su hijo amado; se cumple la profecía de que una espada partirá tu corazón, Dios te salve María llena eres de gracia y el Señor está contigo.
Durante el camino se encontraron con Simón de Sirene, quien le ayudó a cargar la cruz ya que pensaron que no lograría llegar al calvario, refirió el Obispo en esta quinta estación: “El que no toma su cruz, no es digno de mi”, después, más adelante, una mujer conocida como la Verónica limpia el rostro de Cristo, sin importarle se abrió paso entre los soldados para limpiar el rostro del Salvador.
Jesús cae por segunda ocasión, se indicó que la caída de Cristo no significa el final del camino, refirió el Obispo que es necesario que se expanda la buena nueva para ser salvados, expandir el evangelio a las nuevas generaciones, la verdad de estas caídas es que se ha descargado la justicia humana ante los ojos del hombre: “He aquí el que cae en la cruz, es quien está pagando las culpas de cada uno”.
Durante el camino al calvario unas mujeres se cruzan con Cristo para llorar por él; Jesús consuela a las mujeres y les dice “mujeres, hijas de Jerusalén no lloren por mí sino por ustedes y sus hijos”, si eso hacen con el leño verde qué no harán con el seco, Cristo vive todos estos pasajes dolorosos hacia el calvario, donde el cordero de Dios tendría que ser crucificado por el perdón de los pecados.
Jesús cae por tercera ocasión para después ser despojado de sus ropas; una vez crucificado los soldados romanos echan a la suerte su vestimenta, durante la onceaba estación se da referencia a la crucifixión de Jesús donde los clavos talaron sus pies y manos, Cristo desde la cruz es testimonio vivo del amor divino e infinito que tiene Dios hacia nosotros.
Cristo muere en la cruz, donde antes de expirar exclamó: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Se narró que fue sepultado ese mismo día, y que a la entrada de la sepultura fue colocada una enorme piedra, siendo esta la última de las estaciones, al tercer día resucitó de entre los muertos.