Decenas de creyentes participaron en la procesión del silencio y pésame a la Virgen de la Soledad dentro de las actividades de Semana Santa, recorriendo las principales calles del Centro Histórico de la ciudad mientras cargaban la venerada imagen que se custodia en el templo de San Juan de Dios y la figura que representa a Cristo bajado del sepulcro.
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Sol de Parral
Esta tarde fieles católicos se congregaron para realizar una de las tradiciones de la Semana Mayor correspondiente al Viernes Santo, para recordar el proceso que vivió la Virgen Maria luego de la crucifixión y muerte de su hijo, según dicta la tradición, ocurrida hace casi dos mil años.
Te puede interesar: "Padre, perdónalos", muere Jesús en la cruz tras representación de Viacrucis en Santa
Partiendo en silencio del Templo de San Juan de Dios, decenas de personas encabezadas por el obispo Mauricio Urrea Carrillo, recorrieron las calles Flores Magón, 20 de Noviembre y Mercaderes al son de los tambores que entonaron una marcha fúnebre, mientras algunos curiosos se acercaban a grabar la procesión desde diferentes puntos.
La mayoría vistió como es costumbre de color negro y portaba en sus manos antorchas y veladoras encendidas, representando la luz que vigila el sepulcro durante la noche en que los creyentes permanecen a la espera de la Resurrección de Cristo después del Viernes Santo.
El silencio de los marchantes hizo juego con las calles que lucieron desoladas por el día que para muchos parralenses fue festivo, e incluso esta ausencia de sonido voluntaria fue contraste de la algarabía que se observó en algunas locaciones como la Plaza Principal, espacio donde danzaban "los pachucos" y había música en vivo.
Al caer la tarde, el fuego que acompañaba a los devotos se volvió más nítido y los rostros de los participantes se reveló afín al ceremonial, cayendo quizá en la tristeza de ver al hijo de Dios dentro de una vitrina, exponiendo la mortalidad del hombre, y a su madre en profundo dolor según lo representa la escultura que data de a finales del siglo XVI.
Después de casi una hora de trayecto, la procesión retornó a su lugar de origen, el Templo de San Juan de Dios, mismo que la multitud llenó con su presencia para iniciar con el rezo del rosario y entonar cánticos de penitencia propios del segundo día del Triduo Pascual, el cual se compone de acuerdo con el calendario litúrgico del jueves, viernes y sábado santos.
En dicha actividad estuvieron el Obispo de la Diócesis de Parral, sacerdotes, asociaciones como la Adoración Nocturna, así como fieles de diferentes parroquias que se sumaron al pésame a la Virgen, una tradición arraigada en la comunidad y que año con año se actualiza como un memorial a su fe.