El famoso Callejón del Beso permanece inmutable y como mudo testigo de verdaderas historias de amor de juventud, principalmente allá por la década de los años setentas, pero también guarda inolvidables recuerdos de miles de estudiantes, ya que era el paso obligado a los diferentes centros educativos ubicados en este sector de la ciudad de Parral, también conocido como el Barrio de Guanajuato.
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No nada más Guanajuato tiene su Callejón del Beso, también en Parral se cuenta con uno, aunque no con la atracción turística que tiene el de la también llamada ciudad subterránea, pero si se cuentan historias de la época romántica de los años setentas.
En aquellos años el Callejón del Beso era el paso obligado de miles de estudiantes que a diario transitaban por el lugar para asistir a diferentes centros educativos ubicados en este sector de la ciudad, entre los que se encontraban el Colegio La Salle, la Academia Comercial México y la Preparatoria Federal (ya no existen), así como la Escuela Primaria Leona Vicario y la Secundaria Federal que aún permanecen, así como en la actualidad el Instituto Parralense y en un tiempo el Conalep, que tuvo sus inicios en la calle Rosales y la Secundaria Luis Mora en las instalaciones de la Escuela Leona Vicario.
Exactamente el Callejón del Beso comunica las calles Bartolomé de las Casas y la Rosales, está última que a su vez está a un costado la Plaza Juárez, por lo que siempre ha sido un lugar muy concurrido y donde se han vivido increíbles historias de amor, de riñas y hasta de deporte.
Un lugar para declarar amor
El constante ir y venir, principalmente de estudiantes, el pequeño callejón fue identificado como el lugar ideal para llevar a la novia, sobre todo al caer la tarde, porque era un lugar oscuro y perfecto para que las parejas se mostraran su amor con apasionados besos y vaya usted a saber que más aprovechando la poca visibilidad.
Todavía hay quienes recuerdan los momentos vividos en el Callejón del Beso, sobre todo, por lo que para muchos fue su primer amor y como es sabido ese nunca se olvida, aunque con el tiempo algunas parejas seguramente llegaron al matrimonio y para otras ese amor no prospero.
Fueron amores de adolescencia y juventud, pero de recuerdos inolvidables y todavía algunos se pregunta, sí ese callejón hablara, cuántas intimidades no contaría y saldrían a la luz, con todo y que en su tiempo se hicieron en lo más oculto de la oscuridad.
En la esquina de la calle Bartolomé de las Casas y Callejón del Beso, se encontraba la ya desaparecida y muy famosa Papelería Pepe, a donde los estudiantes acudían para adquirir útiles escolares y materiales para sus tareas, por lo que era el pretexto perfecto para salir de casa y ver a la novia o al novio, pasando por el callejón, donde su oscuridad los invitaba a darse un beso.
El Callejón del Chicle
Recuerdan que también al Callejón del Beso, un día le cambiaron el nombre y le llamaron el Callejón del Chicle, ya que al llevar a la novia al lugar se masticaba chicle y al llegar antes del antojado beso se pegaba el chicle en las paredes y según ya estaban todas tapizadas de esta goma de mascar.
Existen además muchas historias sobre este singular lugar, que van desde pleitos entre estudiantes que terminaban a golpes para acabar con sus diferencias, así como también donde termina el callejón en la calle Rosales se jugaba beisbol con pelota de esponja.
Algo que también fue muy distintivo del Callejón del Beso, es que en un domicilio existía una noria y la familia obsequiaba agua para hidratarse a quienes pasaban por el lugar, inclusive se contaba hasta con vasos para que se pudiera beber.
El Callejón del Beso también tiene un atractivo muy especial y es un árbol de aguacate con más de cien años de vida, el cual se encuentra en la casa marcada con el número tres, mismo que continúa dando fruto y es en este mes cuando inicia su proceso para llegar a su madurez a mediados del mes de septiembre.