La Secretaría de Cultura se encuentra realizando una investigación para hacer una declaratoria de la tradición “Los Seremos” de Valle de Allende, y buscar que sea declarado patrimonio cultural del Estado e incorporarlo a la Ley.
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Por lo anterior, la secretaria de Cultura de Gobierno del Estado, Alejandra Enríquez, en entrevista para esta Casa Editorial, informó que se encuentran realizando una investigación acerca de esta tradición reconocida en la entidad.
Comentó que esta investigación tiene como finalidad, formar un expediente técnico con toda la información necesaria para hacer una declaratoria de la tradición "Los Seremos", buscando que sea declarado como patrimonio cultural del Estado, e incorporarlo a la Ley.
“Es una tradición hermosa que lo conocemos al sur del estado, es muy particular de Valle de Allende, pero hay quienes no la conocen y es una actividad muy relevante, tenemos una tradición muy norteña que tiene influencia particularmente del Día de Muertos”, detalló.
La funcionaria, agregó que también se está trabajando para una declaratoria sobre el sotol, como patrimonio inmaterial del estado.
“El sotol es un destilado que está cobrando muchísima fuerza, en breve estamos a punto de saltar con el impacto que tuvo en su momento el mezcal, ahorita ya estamos exportando esta bebida tradicional”, destacó.
Refirió que en Chihuahua se cuenta con diversas vinatas sotoleras, en Aldama, Ojinaga, Madera, Villa Ahumada, Juárez, y Jiménez, en donde se está potenciando esta bebida. Expresó que el proceso para su elaboración es transgeneracional y familiar, por lo que es muy importante reconocer esa parte fundamental para la promoción de la cultura del estado.
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¿Cuál es el origen de "Los Seremos"?
Una de esas tradiciones vivas, considerada única en el país, es "Los Seremos", práctica dedicada a venerar a "Los Angelitos", durante el Día de Todos los Santos, la noche del 01 de noviembre de cada año, desde hace casi tres siglos.
Cuenta el señor, Atanasio Rodríguez Rodríguez, quien ha laborado cerca de 40 años en la parroquia de la Santísima Virgen del Rosario, como fue el origen de "Los Seremos" en este lugar; en Valle de San Bartolomé, desde su fundación existieron varias cofradías, que se erigieron apoyadas en las dichas fincas piadosas que se imponían a las que, por merced real, por adquisición de tierras o haciendas eran dueños de bienes".
"Había Congregaciones de la Purísima Concepción, la Virgen María, Virgen de los Dolores, Virgen del Rosario, del Santísimo Sacramento y Las Ánimas del Purgatorio. La advocación de Las Ánimas Benditas del Purgatorio, ocupaba el mayor acervo religioso de los pobladores, por ello estaba muy bien organizada con sus mayordomos, quienes organizaban las misas, procesiones, los curas y diáconos".
El dato más antiguo se encuentra en el libro de Cofradías del Archivo Parroquial, donde claramente señala que en el año 1730, bajo la guía del bachiller, Antonio Joseph Melo, se dispuso que –intermisarum- (en el transcurso de la misa), se realizarán rifas de sufragios para parientes difuntos, cuyo costo del número era de dos reales y así, eran muchas las misas que se celebraban en la función de las Benditas Ánimas del Purgatorio. A mediados del siglo XVIII las cofradías fueron yendo a menos, algunas desaparecieron a pesar del esfuerzo de sus mayordomos.
Así que hubo necesidad de pedir limosnas, ya que las estancias y haciendas se fueron quedando pobres, los mayordomos decidieron invitar a colaborar y organizaban grupos que salían las vísperas del día de la función de las Ánimas, a pedir de casa en casa por ser Día de Todos los Santos (Día de los Angelitos).
"Todos los participantes llevaban velas encendidas y un pequeño catafalco (féretro) en el que colocaban en la entrada de la casa, los rezos los hacían con profundo respeto.”
Actualmente, los pequeños forman grupos de siete u ocho, se preparan con un tapete, sábana blanca, vela, crucifijo, una campana o un bote con piedras y una bolsa grande para recibir los obsequios.
Provistos de lo anterior, se disponen a recorrer las calles del pueblo, deteniéndose en las casas donde los estarán esperando con la puerta abierta y la luz encendida aguardando la llegada de la procesión infantil que realizará una escenificación de la muerte, donde uno de los niños será el angelito muerto que, tras recostarse sobre el tapete, sus compañeros lo cubren con la sábana blanca y con sus manitas a la altura del pecho sostiene una vela encendida, el crucifijo sobre su tórax, mientras el resto de los niños se hincan alrededor, se persignan, rezan un Padre Nuestro y un Ave María, para concluir con el singular canto de "Los Seremos".
"Angelitos somos
del cielo bajamos
a pedir limosna
y no nos dan
¡Puertas y ventanas
nos las pagarán!
Seremos, seremos
¡Calabacitas queremos!"