La desaparición de su hijo desde hace once años, marcó el destino de Betty Ramírez, quien rompió las barreras para hacer escuchar su voz y la de otras mujeres mujeres que recorren el camino para la búsqueda de sus familiares que se encuentran ausentes; fue en el 2015 cuando comenzó con un censo con personas víctimas de delitos como, privaciones de la libertad, homicidios o desapariciones para lograr convencerlos y unir fuerzas para exigir a las autoridades la atención y la reparación del daño; tras dos años de trabajo e investigación surgió el nacimiento del Colectivo Nuevo Amanecer y derivado de este, el 10 de Octubre únicamente de madres buscadoras. “Si esa es mi misión de vida, es muy bien recibida”.
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“El amor por los hijos, es lo principal que mueve la lucha” así lo narró Betty Ramírez, quien por cuestiones del destino tuvo que convertirse en una “madre buscadora” en donde a lo largo de once años ha desempeñado un papel importante al alzar también la voz por otras mujeres que se encuentran tras el rastro de sus seres queridos y además por quienes han sido víctimas de diversos delitos como el desplazamiento forzado.
El comienzo de la lucha de esta madre de familia fue el 18 de enero del 2013, cuando se registró la desaparición del mayor de sus hijos, el joven Saúl Everto Rodríguez a la edad de 29 años, perdiéndose el rastro de él y su amigo Francisco Adrián Amaya en el municipio de Parral.
Durante dos años, Betty mantuvo la esperanza de que su hijo regresara, “lo esperé dos años, imaginé que regresaría, a lo mejor de algún lugar de donde reclutan a los jóvenes”.
Sin embargo, en el 2015 emprendió su camino hacia un lugar lejano de Parral donde le ofrecieron un trabajo y en donde le habían comentado que probablemente a su hijo se lo habían llevado para allá.
“Acepté el trabajo con la esperanza de que pudiera recabar algún dato o información de que lo pudieran tener en aquel lugar, pero ya cuando observé lo difícil y complicado fue una decepción muy grande, debido a que estaba en una completa soledad, lejos de mis otros hijos y sin rastro de Saúl.”
En ese momento, en Betty comenzó a crearse una inquietud, debido a que sabía que su búsqueda y lucha continuaría sin embargo necesitaba buscar la fortaleza para ser escuchada: “Pensé ¿qué puedo hacer desde mi trinchera para que se apoye a este tipo de situaciones, para ayudar a las víctimas y que pidan la ayuda y así entre todas juntas podamos unir la fuerza?”
Ante esto tomó sus maletas y regresó a su hogar, en donde comenzó a realizar un censo con mujeres que conocía y que habían sido víctimas de algún delito de desplazamiento, homicidios, desapariciones.
“No fue fácil convencerlas tenían mucho miedo, por lo que fueron dos años de trabajo, entre recabar información y convencerlas teníamos que hablar y hacer algo”.
Nota original: Desaparecidas más de cuatro mil personas en Chihuahua
Manifestó que logró reunir más de 130 familias durante el censo, por lo que comenzaron prepararse, para encontrarse con el Gobierno Estatal para pedirles el apoyo, debido a que era responsabilidad brindarles la atención en búsqueda de las personas desaparecidas.
Ante esto fue en el año 2017 cuando arribaron a la ciudad de Chihuahua en donde solicitaron una audiencia para exponer que en la región sur existían casos de familias desplazadas, homicidios, desapariciones que no estaban siendo atendidos.
“Levanté el censo y nos dimos a conocer, por lo que nos enviaron primeramente al Ceave, siendo esta la primera instancia que nos atendió, debemos reconocer que nos brindaron una buena atención debido a que les pedidos que vinieran a ver la situación que estábamos enfrentando” .
Posteriormente los citaron a una nueva reunión en el auditorio del centro de Parral, el cual contó con la asistencia de psicólogos y varias dependencias “teníamos mucho miedo, nunca nos habían atendido, pero fue en ese momento que nuestra voz comenzó a escucharse”.
Betty, mencionó que comenzó a trabajar en las gestiones y solicitudes de alimentación, atenciones de psicología, trabajo, para las víctimas de los diferentes delitos: “Fue un trabajo extenso, pero como mujeres nos empezamos a empoderar y poco a poco fuimos perdiendo el miedo, debido a que lo único que buscábamos era mejorar el entorno y reconstruir ese tejido dañado y lograr dar con el rastro de nuestros hijos”.
Resaltó que fue durante la referida reunión en la que se vio la fundación primeramente del Colectivo Nuevo Amanecer conformado por las víctimas de los diferentes delitos, y derivado de este posteriormente se creó “El 10 de Octubre” únicamente de madres buscadoras.
Tras ser escuchados indicó que comenzaron a impartirse talleres psicológicos cada mes, y comenzaron a trabajar con las familias. “Fuimos escuchados, nos brindaron asesorías jurídicas, acompañamiento psicológico”.
Añadió que nunca imaginó que tendría que vivir ese proyecto de vida, el cual le cambió drásticamente el panorama por la desaparición de Saúl Everto “como mujer y madre no pedí estar aquí, sin embargo, sé que si hubiera logrado encontrar a mi hijo vivo o muerto a la mejor no hubiera tenido la oportunidad de ayudar a las demás mujeres y sus niños”.
Enfatizó en que durante su lucha se ha enfocado en apoyar a niños y niñas que son hijos de personas que han sido víctimas de desplazamientos forzados, homicidios, desapariciones para gestionarles la inclusión a los programas.
“No están solos ni solas, el gobierno tiene la responsabilidad de atendernos pero también nosotros estamos aquí para ayudarnos unas a otras”.