Cada empleo directo de la minería genera cinco empleos indirectos, la región sur se establece como un centro de actividad económica impulsado por una industria que ha sido tanto fuente de controversia como de oportunidades.
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De acuerdo con Gerardo Durán Alarcón, director del Clúster Minero de Chihuahua, “la ecuación es simple pero poderosa”: un empleo directo en la minería conlleva la creación de cinco empleos indirectos.
Así, un estimado de más de 4 mil 242 empleos directos resuena en toda la región, traduciéndose en una cifra impresionante de 21 mil 210 empleos en conjunto cuando se incluyen tanto los empleos directos como los indirectos. Esta expansión se basa en la premisa fundamental de que cada empleo directo da lugar a la eclosión de cinco empleos adicionales en diversos sectores, de acuerdo a los datos del IMSS analizados por Durán Alarcón.
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Con cada golpe de pico y cada giro de la maquinaria, la minería no solo extrae minerales valiosos de las profundidades de la tierra, sino que también genera un enjambre de oportunidades laborales y un tejido de crecimiento económico en cascada.
La joya de esta corona económica se encuentra en el aumento constante de la producción minera. Empresas líderes en la industria, como el gigante Grupo México, han intensificado sus esfuerzos de extracción, particularmente en minerales como el oro y la plata.
Los resultados son evidentes: un incremento en la producción conlleva a un incremento en la demanda de mano de obra. Los más de 21 mil 210 empleados, tanto en roles directos como indirectos, están cosechando los beneficios tangibles de esta tendencia ascendente.
No obstante, el impacto no se limita únicamente a la esfera minera. El efecto dominó de la minería se extiende y abarca una amplia gama de sectores. El sector comercial florece al ritmo del dinamismo económico generado por la minería.
La industria proveedora de servicios experimenta un aumento en la demanda, mientras que la industria alimentaria, la construcción y el transporte también reciben su parte del pastel de desarrollo económico.
La presencia de unas 26 empresas mineras en la región también está tejiendo un tapiz de transformación social, educativa y ecológica. En palabras del director general del Clúster Minero, Gerardo Alberto Durán Alarcón, estas empresas no solo contribuyen al crecimiento monetario, sino que también actúan como catalizadores de progreso en múltiples aspectos de la vida regional.
Pero el impacto no se detiene en lo económico
El director del Clúster indicó que con cada explosión en la mina y cada logro en la extracción, el tejido mismo de la región sur se transforma, llevando consigo una promesa de un futuro más próspero y sostenible.
En este sentido comentó que la minería, cuando se lleva a cabo de manera responsable y sostenible, puede tener efectos positivos en diversos aspectos, incluyendo el sector educativo, social y ecológico.
Declaró que puede ofrecer oportunidades de empleo para personas locales, incluidos jóvenes que buscan iniciar su carrera. Las empresas mineras pueden establecer programas de capacitación y desarrollo para mejorar las habilidades de los trabajadores locales, lo que a su vez puede aumentar su empleabilidad en otras industrias también.
Las empresas mineras pueden colaborar con instituciones como Conalep para establecer programas educativos enfocados a la capacitación de trabajadores para satisfacer la demanda de mano de obra calificada.
Además, el crecimiento de la industria a menudo implica mejoras en la infraestructura local, como carreteras, redes eléctricas y servicios de agua. Estos beneficios pueden extenderse a las comunidades locales, mejorando su calidad de vida.
A la par favorece al desarrollo de comunidades, las empresas mineras pueden invertir en proyectos de desarrollo comunitario, como la construcción de escuelas, centros de salud y áreas recreativas, esto de acuerdo a lo que se pudo observar en comunidades como San Julián.
Las empresas mineras invierten en tecnologías y prácticas más sostenibles para reducir el impacto ambiental de la extracción de minerales. Esto incluye la implementación de métodos de extracción más eficientes y la adopción de enfoques de restauración ecológica después de la actividad minera, como reforestaciones y otras acciones empleadas por Grupo México en Santa Bárbara.
Además la minería responsable implica la restauración y rehabilitación de los sitios mineros una vez que la extracción ha finalizado. Esto puede incluir la reforestación, la revitalización de hábitats naturales y la mejora de la calidad del suelo y el agua en la zona.
Concluyó diciendo que la minería puede ofrecer oportunidades para el desarrollo educativo, social y ecológico si se aborda de manera responsable y sostenible. Además dijo que la colaboración entre las empresas mineras, las comunidades locales y las autoridades reguladoras es esencial para maximizar los beneficios y minimizar los impactos negativos.