Librada en los meses de marzo y abril del año 1914, la Batalla de la Laguna, conocida ampliamente como la Batalla de Torreón, pero no exclusiva de la ciudad antes mencionada, fue una batalla que se desarrolló en la región conocida como La Laguna, donde las fuerzas constitucionalistas (División del Norte) al mando del General Francisco Villa, se enfrentaron con las fuerzas del orden Federal.
El pasaje icónico de la Revolución Mexicana, comienza con la movilización de las fuerzas del General Francisco Villa, desde la ciudad de Chihuahua hasta la región de La Laguna.
Dos semanas antes de emprender el viaje hasta la ciudad de Torreón, relata John Reed, en su crónica México Insurgente, los cuerpos de artillería, deciden obsequiarle a Villa, una medalla en honor a su valentía (–¡Ya viene! ¡Ya viene! ¡Viva Villa! ¡Viva Madero! ¡Villa, el amigo de los pobres!).
La marcha hacia el sur, rumbo a la región de la La Laguna, donde se ubicaba la ciudad de Torreón, encabezada por el General Francisco Villa, era firme y consistente, con más de ocho mil hombres y piezas de fuego, cañones, obtenidos de las victoriosas batallas en Bermejillo, Tlahualilo y Durango; obligando a las fuerzas Federales a replegarse en la ciudad de Gómez Palacio.
Casi en las puertas de Gómez Palacio, relata John Reed en su obra literaria “México Insurgente”, en la marcha hacia la ciudad de Torreón; habían tomado ya Bermejillo, abriéndose paso el ejército de Pancho Villa, galopando cinco kilómetros al norte de la ciudad, entrando a toda velocidad, reprimiendo una guarnición sorprendida en su camino hacia el sur. Una lucha en retirada que duró siete kilómetros, relata John Reed, hasta la hacienda de Santa Clara, donde mataron a 106 colorados.
Para el 24 de marzo del año de 1914, la División del Norte, al mando de Pancho Villa, inició el asalto en el cerro de la Pila; donde en dicho enfrentamiento no se logró el cometido planeado por los revolucionarios, ya que sufrieron 420 bajas del Ejército Constitucionalista, y por parte del Federal 360 pérdidas.
Al paso de los días y tras la llegada de la artillería de apoyo al Ejército Constitucionalista (División del Norte) logran tomar la ciudad de Gómez Palacio.
John Reed, relata en su crónica México Insurgente; antes ver llegar la artillería, un oficial que llegó galopando en su caballo, agitado y lleno de sudor, gritaba ¡Levántense pendejos! ¡Levántense y regresen a sus compañías! ¡Vamos a atacar!, cuando de rato, a lo largo de un canal, corría una especie de carreta, relata Reed, la cual contenía la artillería constitucionalista.
“Otra arma fue puesta en línea, y el cerrojo del primero fue preparado para disparar. Se dejó oír el golpe del gatillo, pero no el rugido. Los artilleros abrieron con rapidez el cierre y tiraron el humeante proyectil de latón al pasto. Vi al General Ángeles en su deslavado suéter café, sin sombrero, observando a través de la mira y ajustando el blanco. Villa espoleaba a su inquieto caballo hacia el furgón. ¡Cabúmshok! ¡Psiiuu! Esta vez la otra arma. Ahora veíamos estallar la bala en lo alto de la colina pedregosa”.
A pesar de las bajas causadas al Ejército Constitucionalista, Villa, estaba más decidido que nunca a tomar la ciudad de Gómez Palacio.
El “Niño”, una pieza de artillería, fue el fiel aliado de las tropas de la División del Norte, un cañón montado en una plataforma del tren y respondía al fuego de los Federales en la caída de Gómez Palacio.
En un ataque nocturno, donde Villa dio la orden, ¡Traigan todos los trenes desde la retaguardia esta noche! ¡Porque vamos a entrar a Gómez en la mañana! Relata la crónica de John Reed, es como fue posible la toma de Gómez Palacio, cuya orden de atacar fue emitida después de las diez de la noche, donde al cabo de un tiempo transcurrido finalmente se escuchó: ¡Gómez Palacios había sido evacuada!
Al día siguiente de la toma de Gómez, Pancho Villa se reunió con sus generales con el objeto de planear el ataque a la ciudad de Torreón, el último bastión de La Laguna. Dentro de plan se estipuló que las brigadas de Zaragoza, Juárez y Robles, atacarían por la izquierda; por la derecha la brigada Contreras y las fuerzas del Estado de Durango, así mismo, por el centro, parte de la División del Norte.
Como era de esperar la respuesta por parte del Ejército Federal en contra de la División del Norte que avanzaba fielmente ganando terreno de la Laguna, el 29 de marzo de 1914 realizan un ataque sin éxito.
Continuando el combate, el 31 de marzo del mismo año, el ejército de la División de Norte, toma los cerros de las Calabazas y Santa Rosa, en donde se apoderan de la estación de ferrocarril, punto estratégico, ya que era la principal ruta para moverse por distintos puntos.
Durante el dos de abril de 1914 el combate no daba tregua, en donde en esta ocasión, los puntos en donde se desarrolló parte de la trifulca fueron la presa el Coyote y el cerro de la Polvadera.
Para el tres de abril, debido a la falta de combatientes por parte del bando del Ejército Federal, el general José Refugio Velazco, durante la noche del dos de abril, ordena la retirada de la plaza de Torreón, en donde para la mañana del tres de abril, la División del Norte al mando del General Francisco Villa, toma por completo a Torreón, victoria que sería el precedente para avanzar rumbo al sur, Zacatecas, hasta llegar a la Ciudad de México.
Ampliamente conocida como la Batalla de Torreón, y la más decisiva en el periodo revolucionario, no se desarrolló en sí en el puro Torreón, ya que fue en la región de la La Laguna, donde a través de una serie de batallas entre los ejércitos Constitucionalista y el Federal, se llevaron a cabo; Gómez Palacio, Lerdo y finalmente Torreón, donde se replegó el Ejército Federal.