El barrio de Alfareña es una invitación al romanticismo, sus callejones desprenden parte de la historia de Parral, es uno de los sectores más frecuentados por los visitantes, ya que en ese sector está una de la joya arquitectónicas: “El Palacio Alvarado”, considerado “el Taj Mahal de Parral”. Actualmente el nombre del barrio proviene del señor Fernando Alfaro, uno de los primeros dueños de esos terrenos.
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No es considerado como uno de los más antiguos, ya que se tiene conocimiento que las primeras casas se empezaron a construir a principios de 1800, considerando que la fundación de Parral se dio en el año de 1631, dos siglos después comenzó a tomar forma estos asentamientos humanos.
El historiador Roberto Baca Ornelas, indicó que en el siglo XIX, estos terrenos comenzaron a tener interés por la cercanía del río San Gregorio, ahora conocido como Río Parral; en este lugar se estableció una hacienda de beneficio propiedad de Francisco Montaño, quien con el paso del tiempo, allá por los años de 1870 a 1875, fue vendiendo los predios y los primeros dueños fueron los hermanos Benítez.
Los Benítez eran de una familia originaria del estado de Durango que se estableció en Parral y fueron de los primeros mineros de la región, de nombre Lorenzo y Esteban Benítez, actualmente llevan dos de sus calles el nombre de sus santos “San Lorenzo y San Esteban”. De igual manera, se tiene conocimiento que la hoy llamada calle José María Arteaga se le conocía como la calle Sauco, un árbol que se encontraba por el lugar.
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Este barrio es uno de los lugares del centro de mayor aprecio por los parralenses y los visitantes; sus rincones llenos de historia delatan sobre todo la época de finales del siglo XIX y de la Revolución. Está lleno de rincones encantadores, sus viviendas colmadas de colorido y arquitectura, sus callejones son una invitación al romanticismo de la época revolucionaria.
En aquellos tiempos vivió y fue dueño del sector de Alfareña, don Fernando Alfaro, también propietario de fundos mineros, el cual se piensa que de ahí viene el nombre de barrio Alfareña.
Poco a poco se fueron construyendo casas y se fue poblando; sin embargo, a diferencia de otros barrios esta zona se le consideraba fraccionamiento residencial, fueron personas con solvencia económica, como comerciantes y empresarios mineros y entre ellos la familia Alvarado.
Francisco Alvarado, padre de Pedro, fue en uno de los que vivió en el barrio de Alfareña, a un costado del río San Gregorio, en una de las casas donde hasta el momento se encuentra el palacio.
Su hijo, Pedro Alvarado Torres, nació el 16 de julio de 1873 en el barrio de Guanajuato, en una casa que actualmente se ubica frente a los juzgados; fallece el 16 de diciembre de 1937 a los 64 años.
Al morir el señor Francisco Alvarado en el año de 1895, hereda a sus hijos la mina “La Palmilla” y al cabo de unos años, Pedro se convierte en el dueño absoluto de la mina, en el río de la Alfareña, según dice la historia acudía la modista Virginia Griensen a lavar, debido a que provenía de una familia humilde de padres músicos, originarios de Chihuahua, quien más adelante se convertiría en la esposa de Pedro Alvarado.
Cuando Pedro Alvarado hereda la mina, decide adquirir todas las casas de los vecinos para hacer de ella una sola residencia de dos mil metros cuadrados, al Municipio le compra dos tramos de calle que concentran la Riva Palacio y Guillermo Prieto, para así, homenajear el lugar donde conoció a su esposa; es por eso que también se le considera como un monumento al amor.
Pedro Alvarado Torres y Virginia Griensen Zambrano se casan el 19 de marzo de 1895, quienes procrearon seis hijos, Francisco, Rodolfo, Pedro, Pablo, Guadalupe y Lucia la única mujer, gracias a la bonanza de sus minas, el benevolente y afamado minero Pedro Alvarado Torres inició la construcción de su residencia de 1898 a 1903 para su esposa Virginia Griensen Zambrano, se dice que fue tanto el amor que le tuvo a su esposa que le construyó un palacio.
En ese sector está una de las joyas arquitectónicas más bellas; el Palacio Alvarado, considerado el Taj Mahal de Parral, ya que es conocido que en la ciudad de Agra en la India, este palacio lo mandó a construir el emperador mogol Sha Jahan, a una de sus esposas que tanto amó, Muntaz Mahal. En Parral, fue el caso de don Pedro Alvarado, que no escatimó en gastos para construir el monumental edificio a Virginia Griensen.
Gracias a la bonanza de sus minas, el benevolente y afamado minero, Pedro Alvarado Torres, inició la construcción de su residencia de 1898 a 1903 para su esposa, Virginia Griensen Zambrano, concluyendo las tareas de decoración y amueblado en 1906, el Palacio Alvarado es una obra realizada por distintos maestros canteros, marmolistas, carpinteros, pintores locales y extranjeros, donde destacan los constructores; Isaac L. Ceballos y el cubano, Federico Gabriel Amérigo Rouvier, así como los decoradores; como el italiano, Antonio Decanini y el alemán, Gustavo Langenberc.
El barrio es una invitación al romanticismo, sus callejones desprenden parte de la historia, es uno de los sectores más frecuentados por los visitantes, en él se pueden observar aún las grandes casas de ventanales, viviendas aun con portones de madera, candiles, edificaciones con balcones donde seguramente las damas del siglo XIX y en los tiempos de la Revolución, se asomaban para ver a sus enamorados pretendientes.