La región sur del Estado de Chihuahua donde predomina mayormente la agricultura, cada año se registra la llegada de cientos de familias indígenas de la Sierra Tarahumara, rarámuris, así como indígenas de otras partes de México como Guerrero y Oaxaca, los cuales arriban principalmente a los municipio de Jiménez, Camargo y Delicias, a las piscas de chile, en donde ante la necesidad de trabajar y no tener en donde dejar a los niños menores de edad, optan por llevarlos a los cultivos de chile, en donde también ellos trabajan bajo el sol de desierto, temperaturas que superan los cuarenta grados centígrados.
La pisca de chile es la única fuente de trabajo que tienen miles de indígenas para subsistir, motivo por el cual migran a la región sur del Estado de Chihuahua, para asistir a las jornadas agrícolas, donde el pago oscila entre los 50 y 70 centavos por kilo que colectan, sin seguro médico, sin prestaciones de ley y ninguna garantía laboral.
De acuerdo a datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Estado de Chihuahua, se han detectado 623 menores de edad, de los cuales 211 están por debajo de los 15 años de edad, en campos agrícolas desde el año 2018, gracias a 493 inspecciones.
De acuerdo a las STPS, el trabajo infantil a aumentado en un 8% respecto al ejercicio anterior, donde murieron al menos 15 menores en los latifundios.
Desde las cuatro de la madrugada se puede escuchar el bullicio de la gente que trabaja en el campo, preparándose para las arduas jornadas de más de 10 horas en la pisca de chile. En los campos agrícolas de Jiménez y las camionetas que trasladan gente, es “normal” ver a menores de edad y menores de menos de 15 años.
La necesidad de trabajar para sobrevivir y la falta de espacios para dejar a los menores de edad encargados, obliga a los padres a llevar a los menores de edad al trabajo, en donde la temperatura del desierto supera los 39 grados centígrados.