La apicultura en la región atraviesa una severa crisis. En los últimos 30 años, el número de apicultores se ha reducido drásticamente, pasando de 20 en 1994 a tan solo 6 en 2024, lo que representa una disminución del 70%. Así lo dio a conocer el apicultor, Gonzalo Lugo.
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La situación se ha agravado en el último año, ya que en 2023 aún quedaban 10 apicultores activos, pero la prolongada sequía y la falta de rentabilidad han reducido ese número un 40% en apenas doce meses.
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Gonzalo Lugo, apicultor de larga trayectoria en la región, explicó que la principal causa de esta reducción ha sido la prolongada sequía que afecta la región desde hace más de cinco años. “Nuestros apiarios se han visto mermados en aproximadamente un 60 por ciento, lo que significa que aquel que tenía 100 colmenas, hoy tiene apenas 40”, comentó Lugo.
Durante la entrevista, Lugo destacó que la falta de lluvias continuas, necesarias para la floración que alimenta a las abejas, ha dejado a muchos apicultores sin la posibilidad de mantener sus colmenas. A pesar de que en 2024 las lluvias fueron más regulares durante julio y agosto, en septiembre, el mes clave para la floración, las precipitaciones cesaron, impidiendo una buena cosecha de miel.
Cuando un ganadero se ve afectado por la sequía, puede vender sus vacas. Nosotros no tenemos esa opción, ya que no hay quien quiera comprar colmenas en estas condiciones.
Gonzalo Lugo
“Antes, cuando un ganadero se ve afectado por la sequía, puede vender sus vacas. Nosotros no tenemos esa opción, ya que no hay quien quiera comprar colmenas en estas condiciones”, lamentó Lugo. Además, señaló que la apicultura, ya de por sí una actividad poco conocida por el público, se ha vuelto menos atractiva debido a las difíciles condiciones climáticas y económicas.
Lugo también recordó que la asociación de apicultores, formada en 1994 con 20 miembros, se ha ido desintegrando con el paso de los años. “Para 2023, aún quedábamos 10 apicultores en la región, pero ahora solo somos 6. Muchos abandonaron la actividad porque ya no es rentable”, expresó.
Otro factor que ha complicado la situación es el desconocimiento generalizado sobre la importancia de las abejas en el ecosistema y su papel en la polinización de cultivos. Según Lugo, tanto ganaderos como agricultores podrían beneficiarse si colaboraran con los apicultores, pero falta información y apoyo institucional.
Lugo hizo un llamado a las autoridades y al sector privado para que impulsen la apicultura como una alternativa sustentable, promoviendo programas de capacitación y educación en escuelas, como ocurrió en la década de los 70, cuando la apicultura era una materia en instituciones agrícolas de la región.
La recuperación de la apicultura en la región dependerá en gran medida de un cambio en las políticas de manejo del agua y el uso de la tierra, que permitan restaurar las condiciones óptimas para las abejas y, en consecuencia, para los apicultores que aún se mantienen en la actividad.