En vísperas de la Navidad, las personas cuyas familias son bendecidas con la presencia de los niños, salen a las calles a comprar los regalos y darles la ilusión de Santa Claus a los pequeños. Pero no todos tienen esta posibilidad, casos como el de Margarita Peña Rubí, quien es abuela de José Alfredo, de 3 años, tiene la ilusión de regalarle la bici que él tanto quiere.
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En las periferias de la ciudad, es común ver casas con carencias y necesidades tan apremiantes, que difícilmente se puede ver el espíritu de la Navidad, a diferencia de otros lugares, donde los adornos son comunes en las fachadas de las casas.
No es el caso para la familia de Margarita Peña Ruby, que a sus 54 años sobrevive al día, enfrentando los retos que la escasez laboral y la falta de oportunidades refleja en los sectores más vulnerables.
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A pocos días de la celebración de nochebuena, Margarita cocina una sopita de arroz para su nieto, José Alfredo de 3 años, mientras se le cuestionó dónde pasaría la Navidad y la Nochebuena, y qué es lo que cocinaría.
“Pues no hay plan todavía, pero me gustaría hacer un pollo, a veces hago un menudito, pero poquito porque está muy caro, me gustaría un pollito, pero no sé si vaya a poder”, fueron sus palabras.
En ese instante, en la pequeña estufa donde estaba haciendo la sopa de arroz, el fogón de repente se apagó; “Se me acabó el gas” , comentó Margarita, mientras buscaba unos trozos de leña, para continuar la cocción en la esquina posterior, con la estufita que no requiere combustible.
En este hogar ubicado en la calle del Molino, viven ella y su esposo, que trabaja en una ladrillera donde a veces hay “chamba” y otras veces no, José Alfredo de tres años y su mamá, que es madre soltera y que hasta ahora, es quien aporta para el gasto.
En ese punto, recordó que el año pasado, se quedó esperando el apoyo con una leña que le hicieron promesa, por lo que esto fue motivo para que incrementara su duda, en que la gente buena aún existe.
Al abordar sobre qué es lo que quiere el pequeño Alfredito que le traiga Santa Claus, baja la cabeza y responde con voz entrecortada, que no saben que comprarle, porque no pueden costearse la bicicleta que necesita.
“Está bien dormido porque le dio “gripita”, me ha pedido una bicicleta porque le gustan mucho las motocicletas, pero no vamos a poder regalarle eso, y no tenemos para comprarle algo, ni siquiera más barato”, lamentó.
La señora Margarita y su esposo hacen lo que pueden diariamente, cuando hay trabajo en la ladrillera, pueden solventar el mandado para sobrevivir la semana.
Pero los días en que no, ella lava ajeno y limpia casas, mientras a la vez, cuida la casa y atiende a su nieto, que es la luz de este hogar y quien debido a su corta edad, sigue con la ilusión de que Santa o los Reyes Magos lleguen milagrosamente y le cumplan su deseo de Navidad.