La caída de 323 milímetros de lluvia en menos de tres días hace 16 años provocó en Parral una de las peores inundaciones de su historia, el llamado “Agosto Negro” que dejó a su paso tres personas fallecidas y daños que ascendieron a los 250 millones de pesos. Fue la repentina crecida del arroyo El Alamillo que sacó decenas de cadáveres del panteón de Dolores, una imagen que todavía recuerdan con angustia vecinos de colonias como la del Parque, Las Fuentes y Praderas donde aún prevalecen vestigios de la catástrofe, como viviendas que jamás fueron reconstruidas.
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El 30 de agosto del 2008, Parral y la región sur pasaban por una tormenta que azotaba con lluvias constantes por más de 24 horas. Las familias tenían la alerta de una posible inundación, sobre todo para sectores en donde el río es más angosto como en los alrededores de El Alamillo.
Según los testimonios, se estaba normalizando la lluvia; sin embargo, de pronto una culebrilla cayó y provocó que las precipitaciones se intensificaran. Tal fue el nivel de gravedad que las autoridades municipales exhortaron a los vecinos de la colonia Del Parque a que evacuaran y se pusieran a salvo en refugios temporales que se habían habilitado; la creciente podía aumentar y desbordarse el arroyo. La información establece que las lluvias se intensificaron después de las 17:00 horas y en la colonia Del Parque los vecinos estaban en alerta. Unos decidieron salir y otros optaron por resguardarse ahí mismo.
Hace 16 años El Alamillo fue el causante de destrozos desde viviendas derrumbadas, vehículos arrastrados y personas que perdieron la vida. La fuerte creciente alcanzó a ingresar hasta el Panteón de Dolores, donde sacó cadáveres y los arrastró sumando más de 500 fragmentos óseos.
El “Agosto Negro” quedó marcado en la historia, es recordado como uno de los años más trágicos después de la inundación de 1944; se volvió a demostrar que el río siempre busca su paso, aún cuando haya construcciones alrededor buscará su trayectoria.
30 de agosto: la noche y el inicio de la tragedia
Desde las 10:00 de la noche comenzó a llover y se intensificó poco a poco; a las 3:00 de la mañana ya reportaba un crecimiento del río. Desde el sur y hasta el norte afectando las colonias como Che Guevara, Pri, Tierra y Libertad, Peña, Las Quintas, el centro y las inmediaciones de El Alamillo que cruza por la colonia Del Parque, además del panteón.
Poco a poco los ríos y arroyos eran de mayor amplitud y el punto de alerta para las autoridades era la colonia Del Parque, el agua podría rebasar los niveles del arroyo y desbordarse. Ante la advertencia, Seguridad Pública acudió para pedir a los vecinos que evacuaran para prevenir pérdidas humanas; hubo quienes prefirieron quedarse y correr el riesgo, otros decidieron ir a un lugar seguro.
El 30 de agosto de 2008 quedó marcado en la memoria, la primera tragedia fue en 1944, hubo muerte y destrucción al patrimonio de cientos de familiares. La segunda tragedia más grave fue hace 16 años, el arroyo El Alamillo se desbordó y ocasionó el aumento de los niveles del cauce y su desborde.
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Vecinos hacen referencia que era un día muy lluvioso y fresco, la alerta máxima era para la noche del sábado, la afectación mayor sería para las viviendas a un costado del río y no para las que están más alejadas. No previeron que la intensidad iba a aumentar de manera considerable y horas más tarde, entre la noche del sábado y madrugada del domingo “el diablo se soltó” en la colonia Del Parque.
El arroyo pasó por el panteón, subió hasta el camposanto y con su fuerza arrastró la tierra que cubría las sepulturas sacando ataúdes y arrastrando cadáveres. El gobierno municipal de Óscar González Luna, informó que a través de la administración del panteón se tuvo un registro de que más de 500 cuerpos fueron arrastrados por la corriente; sin embargo, las labores de búsqueda se intensificaron toda vez que eran osamentas o fragmentos óseos. El panorama era desolador: vehículos arrastrados, viviendas derrumbadas y entre las calles, ataúdes y cuerpos sin vida.
Según contó Gerardo Baca, quien tiene su domicilio frente a la plaza, al enfrentarse a la noche del sábado se creía que la tormenta había pasado; sin embargo, destacó que durante el domingo 31 de agosto aumentó de nivel el arroyo y las lluvias se intensificaron, comenzó a desbordarse El Alamillo arrasando con el Centro de Convenciones, tiró una barda y pasó hasta el Parque del Niño dejando a su paso residuos, lodo, vehículos y todo lo que la corriente pudo arrastrar. El entrevistado añadió que tanto el Ejército como las autoridades locales acudieron para brindar ayuda a los vecinos.
“Todo aquí se inundó. Había lodo, basura, camionetas arrastradas, viviendas inundadas con hasta un metro de altura del agua (…) Por ejemplo, toda la parte baja de la casa fue dañada, tuve que comprar nuevos muebles, camas, roperos, todo dañó el agua”, dijo el entrevistado, quien refirió que lo curioso es que pese a que todos los vecinos corrieron el mismo riesgo, hubo a quienes no les entró ni una gota de agua, destacando que a esto se le llamó como que “el diablo anduvo suelto”.
Ana Infante, vecina de la calle Privada de Chapultepec, explicó que ese fin de semana fue tétrico, el agua inundó la vivienda y que esa noche sólo vivía con su hermana, quien padecía de problemas mentales, que con esas alarmas y desastres fue complicado mantener la calma, la incertidumbre de estar incomunicadas era tremenda. “Me acuerdo que sentía mucho miedo y nervios, creía que nunca iba a terminar este desastre, me dañó todos los muebles, tardé dos años para volver a comprar nuevos porque empecé desde cero”, dijo.
Alerta sanitaria: el caos se apoderó de la colonia Del Parque
El Parque del Niño se convirtió en un escenario desolador, estaba lleno de escombro, lodo y otros residuos que el río arrastró. También se llevó todas las botellas de alcohol de una licorería que se encontraba frente al Lienzo Charro, esto despertó el interés que quienes aprovecharon que las botellas estaban tiradas para apoderarse de lo que pudieran agarrar. Según contó Gerardo Baca, seguían pensando que “el diablo anda suelto”, pues ante la crisis aún había personas que tenían avaricia. Entre anécdotas, contó que para poder retirar a todas las personas del parque, el Ejército tuvo que vocear: “Viene una tromba, resguárdense”. Y ante la advertencia las personas huyeron despavoridas, fue el momento justo en que se bloquearon los accesos al parque para evitar más rapiña, más que ello para que las personas no pusieran en riesgo su propia vida.
El Gobierno del Estado encabezado por José Reyes Baeza, aplicó de manera inmediata estrategias para resarcir los daños y entre ellas estuvo un cerco sanitario en las inmediaciones del Panteón de Dolores, pues los más de 500 cadáveres que arrastró la corriente continuaban en la vía pública. Además, como parte de sus estrategias, de manera inmediata se formaron cuadrillas de trabajo para limpieza y generar estudios de afectación en los hogares, en donde se les ayudó con muebles y vales de materiales para construcción.
Viviendas derrumbadas, autos atrapados...
Las labores de estudio para medir el impacto y determinar las estadísticas continuaron el fin de semana, en donde las autoridades locales informaron que en total fueron más de 300 viviendas inundadas en toda la ciudad, 66 autos atrapados, 68 personas apoyadas. Además atendieron 215 llamadas de auxilio y 84 derrumbes de vivienda. No obstante, en la memoria de los parralenses queda que, derivado de este desastre natural, tres personas perdieron la vida. Uno de ellos fue en el arroyo de Las Adelitas, cuando un hombre identificado como Víctor Manuel Villegas, de 35 años de edad, transitaba por la avenida Centauro e intentó cruzar una calle por donde la corriente era muy fuerte; fue arrastrado. Una segunda persona fue una joven de 20 años de edad, de nombre Claudia Ivonne Castelo, de quien se supo, su cuerpo fue encontrado sin signos vitales en la colonia Del Parque. Todo indica que fue arrastrada por la corriente antes de sepultarla entre los escombros; la investigación estableció que la joven viajaba con una persona de nombre Jaime Armando Alvarado, quien no fue encontrado y se especuló que fue arrastrado por la corriente.