Parral, Chih.- Queda al frente de la Pastoral Indígena el presbítero José Antonio Gamboa Grajeda tras el fallecimiento del padre Humberto Cobos Valencia, señaló el nuevo encargado que está trabajando en la evangelización de 80 familias tarahumaras en la ciudad, con la finalidad de continuar caminando en la fe cristiana, donde para la iglesia refirió el sacerdote que siempre han sido una prioridad los grupos indígenas.
El presbítero José Antonio Gamboa Grajeda, queda a cargo de la Pastoral Indígena de la Diócesis de Parral ante el fallecimiento del padre Humberto Cobos Valencia, indicó el nuevo encargado que el padre Cobos dejó un importante legado, fruto de su intenso trabajo pastoral, junto con el padre Gamboa al frente de la Pastoral Indígena está la colaboración de fieles laicos de profundas convicciones cristianas, como lo son la Catequesis Infantil, la integración de jóvenes presentes en las parroquias, el movimiento familiar cristiano, destinados a los matrimonios y sus familias.
Señaló el sacerdote que a través de la Pastoral Indígena, reciben los sacramentos, catequesis infantil e instrucción en la vida de la fe, dirigiendo esfuerzos a mejorar la vida de los más necesitados, así de esta manera, se creó el albergue tarahumara de San Andrés, contando a la fecha con 80 familias, donde el padre José Antonio Gamboa ha continuado con esta misión de llevar el evangelio a los tarahumaras.
Refirió el presbítero que la Pastoral Indígena crea acciones participativas para mejorar la vida de quienes carecen de lo más mínimo y promueve las condiciones necesarias para garantizar un mejor desarrollo humano e integral de estas familias, mencionó que como católicos somos responsables y estamos llamados a ser promotores del evangelio de la palabra y por obra, así pues como bautizados no se puede permanecer indiferentes ante el hermano solo y desamparado.
Así también, mencionó que los grupos indígenas siempre han sido una prioridad para la iglesia en ser los destinados principales del anuncio del evangelio, pues los pobres, los excluidos y los más olvidados de la sociedad son los principales a los que se debe de dar el primer anuncio, concretamente con los hermanos indígenas, donde está Cristo en cada uno de ellos.