“Lo hago más por necesidad, que por gusto, pues no es dinero fácil como dicen, tengo que traer el chivo a la casa para mis hijos, si no, ¿quién más lo hace?”. Karina, de 35 años de edad, cuya labor en la prostitución la lleva haciendo por más de 10 años, afirma que no es nada fácil el empleo denominado como de los más antiguos.
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Hoy, al celebrarse el día mundial de la meretriz, “Karina”, nombre que optó para su presentación y quien lleva más de 10 años en el mundo de la prostitución, cuenta cómo se inició en esta labor recalcando que su principal motivo fue para mantener a sus hijos.
Por motivos de clandestinidad, ella no quiso dar detalles, ya que su familia no está del todo enterada de su profesión, con la que actualmente sostiene a sus dos pequeños de 12 y 8 años, ambos varones.
Para Karina la vida no le ha sido fácil, según sus palabras, por ello al quedar divorciada de su primera pareja una de sus amigas le recomendó entrar a esta labor de la cual gana bien si tiene clientes.
Cobrando desde 400 a 700 sus horas de trabajo, dijo que le han tocado clientes que hasta incluso le han intentado hacer daño, incluso aseguró que en una ocasión casi pierde la vida cuando uno de ellos la intentó matar.
Aunque dijo que a veces si lo hace por gusto y exclamó: “lo hago más por necesidad, que por gusto, pues no es dinero fácil como dicen, tengo que traer el chivo a la casa para mis hijos, si no, ¿quién más lo hace?”.
Karina se encuentra inscrita en el padrón de meretrices de esta ciudad y tiene que realizarse su revisión médica cada mes.
Por último, concluyó que ante la contingencia del Covid-19 su clientela ha bajado y por lo tanto los ingresos al hogar también, ya que es la única fuente de recursos con la que se sostiene una familia de madre soltera.