Por cinco meses y nueves días han estado varados 57 integrantes del circo en la ciudad, ello luego de que tras las pandemia a nivel federal se vieran imposibilitados a ofrecer su show, obligándolos a subsistir por medio de chambitas que han tenido que buscar en distintos puntos de la mancha urbana. Originalmente habían arribado 127 integrantes, sin embargo, sólo aquellos que tienen su hogar en otro lado de la república se fueron, mientras que los demás viven por y para el espectáculo.

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Casi medio año llevan asentados en Parral al menos 16 familias que originalmente venían para ofrecer al pueblo parralense un show de malabares, trucos, atracciones, y diversos espectáculos más.

Arribaron a la mancha urbana un 6 de marzo del presente año, sin embargo, sólo pudieron abrir sus puertas al público por dos semanas, dado que tras aplicarse la cuarentena a nivel estado, el 16 del citado mes fue el último día que trabajaron y para el 17 ya no se les permitió.

En un inicio llegaron junto con todas las atracciones 127 integrantes del circo, entre trabajadores, operadores, instaladores, presentadores del show y claro, las familias con esposa e hijos de algunos de ellos.

Sin embargo la necesidad apremiante de una ingesta económica nos mueve a todos en general, para subsistir es necesario percibir un ingreso económico constante y pese a que cerraron este se ausento.

Por ello, aquellos integrantes que si cuentan con su hogar o un techo donde residir en algún lugar de la república, optaron por retirarse y buscar una fuente de empleo externa en el sitio que conocen, mientras que el resto se quedó aquí.

De los ciento veinte y siete originales, solo quedaron cincuenta y ocho, es decir que más del cincuenta por ciento desistieron temporalmente, ya que una vez que se les permita volverán a abrir regresaran para continuar con su oficio.

Actualmente de los que se quedaron aquí, han tenido que adaptarse buscando un empleo o ingreso de dinero para seguir en pie, hay quienes venden frutas y verduras por las colonias, mientras que otros andan por las arterias ofreciendo algodones de azúcar.

En voz de Eusebio Huerta, integrante de este grupo de personas y que al día se encuentra en la ciudad, refirió que, aquí seguirán hasta que la semaforización lo permita.

Incluso y aun así, cuando él tiempo llegue donde puedan nuevamente volver a desempeñarse a lo que se dedican, les tomara esfuerzo y recursos el juntar lo necesario para continuar su viaje.

“No tenemos nada planeado, no llevamos itinerario de destinos o cosas por el estilo, todo va saliendo sobre la marcha”, expreso Eusebio.

Deberán iniciar de ceros, como en aquel entonces cuando entraron a la ciudad; generalmente se instalan por un mes del cual trabajan 20 días aproximadamente, ya que unos días antes los utilizan para realizar propaganda, repartir volantes, boletos, etc.