Parral, Chih.- Durante las entrevistas de esta campaña electoral, el candidato a la diputación federal por el IX Distrito, Romeyno Gutiérrez, los periodistas y reporteros le han preguntado constantemente: “¿dejará la música estando en la política?”; el aspirante emecista, siempre sonriente, contesta a este cuestionamiento que, aún como diputado no abandonará el piano y que sus proyectos están destinados tanto a su vida como funcionario público y como a la del reconocido pianista que es. Aunque, se ha llegado a imaginar al aspirante por Movimiento Ciudadano (MC), como un equilibrista caminando en un muro entre esas dos disciplinas, la realidad es que, el mismo abanderado de MC no está entre dos fronteras, sino que las ha roto, ante sus pies ligeros ese hilo o pared, donde parecía pender su cuerpo, desaparece. Será difícil que una campaña tan musical como ésta se vuelva a repetir en esta región e incluso en el mismo país.
A una semana de finalizar estas campañas, el recorrido de Romeyno se puede leer incluso en un pentagrama, hay un ritmo, una melodía y una armonía en su paso por los municipios de este Distrito Electoral. El candidato tiene un gran oído y no sólo para la música, ya que, como logra interpretar en el piano la canción de “Movimiento Naranja”, sin ninguna partitura y sólo oyéndola, junto al niño wixárika, Yuawi; también, es de los pocos candidatos que puede escuchar a un rarámuri en su lengua, sin que este idioma le sea un código indescifrable, porque pertenece a esa misma cultura, sabe las palabras de los primeros hombres y mujeres de estas tierras y, a la vez, puede conversar con los chabochis o mestizos sin que las diferencias culturales lo distancien de este sector.
En una ocasión, el abanderado de MC tocó un piano hecho de madera en un aserradero de Parral. Para el candidato esta materia prima no sólo tenía un sentido económico, sino también artístico en sus manos. En otra de sus visitas, en Santa Bárbara, fue invitado a un hogar donde había un viejo piano, ahí, interpretó “Para Elisa” de Beethoven y una o dos pieza de Mozart. En sus caminatas ni el piano se ha alejado de sus manos, ni la música ha distanciado a sus pies de la gente, al contrario, en los conciertos ha podido estar más cerca de la ciudadanía, que muchos políticos en sus mitines o discursos llenos de miedo o de esperanza.
En esta campaña la música no ha caído en el espectáculo, ni en la banalidad electoral o el show mediático, para el pianista ésta tiene sustancia y no adorna sus recorridos, sino que forma parte de la misma identidad del aspirante e incluso de sus propuestas. Ya que el pianista se ha pronunciado a favor de una educación musical, descentralizar las actividades culturales, impulsar las tradiciones de los pueblos originarios, las cuales tienen expresiones artísticas de gran valor en las danzas y cantos ancestrales. Romeyno ha comentado que con la música es posible combatir muchos de los males de nuestra sociedad como la delincuencia, la pobreza, la erosión cultural, entre otras, porque, como pianista, gracias a la música, él mismo aspirante ha logrado apoyar económicamente y en servicios de salud a su comunidad; también, a través del piano ha podido mantener vivos los cantos y bailes ancestrales de su pueblo; y le ha permitido viajar a otros países.
En el Día de la Madre, el aspirante les dedicó a las mamás de esta región, las mañanitas en el piano y otras canciones de autores clásicos como de su propia autoría. Mientras otros candidatos pronunciaron algún discurso en las redes sociales, el pianista encontró que la mejor forma de expresar apreció, cariño y conectar con este sector, era a través de la música, ya que el video donde aparece interpretando estas melodías consiguió una loable cantidad de interacciones, reacciones positivas, comentarios, etc.
Después, el abanderado a la diputación federal amenizó con el piano, el triunfo en el debate del candidato a la gubernatura, Alfredo Lozoya, en la Plaza del Ángel de la capital del estado. Luego tocó ese instrumento en un concierto en el Municipio Dr. Belisario Domínguez, en un escenario de frondosos árboles y un cielo que se cubría entre esas ramas y hojas. Su último concierto fue en Santa Bárbara, al aire libre, bajo un antiguo nogal y en las estrellas que también siguen un compás misterioso y mágico. En cada concierto el aspirante ha podido mostrarse al público y éste a él de una forma más honesta y alegre, porque para el pianista, “la música nos alimenta el alma”.
Así como Romeyno se sentó a tocar el piano dentro de un aserradero, una casa, al aire libre bajo las noches estrelladas, lo ha hecho encima de las Barrancas del Cobre, ahí, la música empató su belleza con el paisaje. También, en ese sitio, donde el cielo está más cerca de nosotros, se suscitó un encuentro entre dos culturas ancestrales, los wixárika, con el cantante Yuawi y los rarámuris, con Romeyno. En ese evento, la música nos enseña la universalidad que tiene al hermanar dos culturas y su rasgo regional, al poder ser entonada en una lengua indígena. El canto permite definir identidades y romper fronteras.
A unos cuantos días de las elecciones del 2021, lo más probable es que esta campaña que empezó de forma musical, termine de la misma manera. En estos momentos es difícil definir si la política es también un arte o si el arte es una forma de hacer política, en ambas se necesita de la tékne o la técnica, además que ambas disciplinas tienen expresiones ideológicas. Pero, con un candidato rarámuri como Romeyno, hay que replantearse nuestra noción de política, la idea sobre la polis es occidental y, en ella, hay un reconocimiento sobre el individuo y a la urbe, muy distinta a la concepción de la comunidad que prevalece en los grupos originarios, en donde, existe una mayor ponderación al colectivo y a la protección de nuestro medio ambiente, desde este sentido, esta campaña no podría ser de otro modo que no fuese con la música, en la cual, es posible rescatar este sentido comunitario y de igualdad, porque, ante el arte no hay jerarquías, la música nos iguala a todos.