Este mes se cumplen 25 años de las Jornadas Villistas y considero oportuno escribir una vez más sobre el tema, porque sostengo que en este cuarto de Siglo se ha desperdiciado el evento como medio para potenciar tres grandes objetivos, que no son los únicos, pero que por ahora considero los más importantes.
Uno.- Desarrollar los vínculos económicos, políticos y culturales de una región natural que históricamente conforman varios municipios, desde el norte de Durango hasta el sur de Chihuahua.
Dos.- Aprovechar las ventajas y oportunidades que ofrece la región para construir un gran enclave turístico en el norte de México.
Tres.- Impulsar el arte y la cultura como remedio contra la inseguridad y la violencia de los últimos años.
Estos objetivos pueden parecer lejanos y hasta incomprensibles, porque no estamos acostumbrados a que las autoridades planifiquen sus actividades, y lo que hemos visto siempre es que deciden en la marcha, en base a ocurrencias inmediatistas y eso es lo que han hecho con las Jornadas en estos 25 años. Prueba de lo anterior es que a diez semanas de que se inicie este evento, no se ve nada relevante respecto a la organización.
Se trata pues de una deficiencia que no es de ahora, así ha sido siempre, desde que se organizaron las segundas Jornadas se dejó fuera la experiencia de las primeras, porque en 1994 sí se cumplieron los objetivos que se habían previsto en el diseño original del evento. Después, casi es nada lo que se ha aportado y las jornadas se han convertido en todo lo contrario. Después de 1994 en que el presidente municipal Beto Gutiérrez Meléndez apoyó la propuesta para la organización de las primeras Jornadas, los subsiguientes seis ocupantes de la presidencia de Hidalgo del Parral tuvieron la oportunidad de mejorar y proyectar cada vez con mayor dignidad y grandeza este evento, pero no quisieron, no supieron, ni siquiera se les ocurrió que podían hacerlo, o definitivamente no les interesó. Lo cierto es que hasta la fecha se han arrastrado diversos problemas que han impedido potenciar las Jornadas hasta el nivel que corresponde.
En diversas ocasiones se ha esgrimido como pretexto la carencia de recursos económicos, se quejan de que no hay presupuesto, y yo sostengo que ése no es el obstáculo principal, el verdadero problema es la falta de visión y también la negligencia.
Cuando digo “visión”, me refiero a esa actitud de pensar solamente en lo inmediato, desdeñando lo que no da fruto durante los tres años de gestión; por eso nadie ha intentado diseñar un plan de trabajo definiendo objetivos generales que se vayan cumpliendo de manera continua, es decir, que cada presidente en turno cumpla con un avance tangible y así sucesivamente los que le siguen. El plan inicial lo podía haber dejado el señor Adalberto Gutiérrez Meléndez, pero no lo hizo, y de allí en adelante nadie lo ha hecho, ni siquiera Alfredo Amaya y Miguel Jurado, quienes recibieron de la ciudadanía una primera y luego una segunda oportunidad, ellos han sido los más negligentes con las Jornadas Villistas.
¿Qué se ha visto en las veinticuatro Jornadas realizadas hasta ahora?
En los tres años que los presidentes tienen la responsabilidad de encausar las actividades y las obras del municipio, les interesa más que cualquier otra cosa “trascender”, quedar bien con su partido para escalar a otros puestos políticos. En el mejor de los casos, los que quieren hacer buenos méritos se interesan en dejar obras materiales como pavimentar arreglar una plaza, un edificio, un puente, etcétera, algo que sea “refulgente”, que se note muy bien, que permanezca en el espacio como un logro de esa administración de tres años.
Los antecedentes de las Jornadas Villistas.
Como proyecto cultural, las Jornadas tuvieron dos eventos precursores:
Uno.- La conmemoración de los cien años de la gesta heroica de Tomóchic que se celebró del 20 al 29 de octubre de 1992.
El primer paso se dio a principios de 1992 en que se invitó a los vecinos del pueblo a participar la conmemoración de la gesta heroica que habían protagonizado sus ancestros durante el año de 1892, enfrentando al ejército de la dictadura porfirista. Se les expusieron algunos datos relevantes de esta historia y se formó el comité que se hizo cargo de la programación de los eventos y la logística para recibir a visitantes. Durante nueve días se hicieron presentaciones de danza, música, teatro y conferencias históricas. También se preparó la compilación historiográfica: Tomóchic, la revolución adelantada, que se publicó en dos tomos y en la que participaron diez investigadores de diferentes instituciones del país.
En la conmemoración fue determinante la participación de cientos de artistas que se sumaron voluntariamente concurriendo con sus obras de teatro, bailables, pinturas, etcétera, y como no se contaba con los suficientes recursos económicos, la misma gente de Tomóchic se hizo cargo de instalar un comedor colectivo para alimentarlos a todos.
La conmemoración fue un éxito, fue una experiencia muy importante, una celebración histórica bien enlazada con la sociedad. Todos los eventos contaron con la presencia de buena parte de la población de Tomóchic, así como visitantes que llegaron de diferentes ciudades cercanas, principalmente de ciudad Guerrero e incluso desde la ciudad de Chihuahua, pero lo más importante fue que los vecinos de Tomóchic no se conformaron con asistir pasivamente a los eventos, sino que se comprometieron de diversas maneras en la organización. A partir de esa ocasión, se instauró en Tomóchic la fecha de 29 de octubre como la más importante en su calendario cívico y así se ha celebrado desde entonces. Años después se inauguró en la entrada del pueblo el monumento a los héroes de Tomóchic, obra escultórica de Carlos Espino.
Dos.- Las Jornadas Agrarias Villistas de Canutillo.
El domingo 20 de julio de 1992 se preparó la conmemoración de los 69 años del asesinato del general Francisco Villa. En un solo día se presentaron varios eventos artísticos como el recital Poemas, corridos y sotol, danzas folclóricas, conferencias sobre la historia del villismo, exposición fotográfica, etcétera.
Todos los recursos fueron aportados por la Liga de Comunidades Agrarias, organización que después publicó una especie de libro-memoria con la reseña de todas las actividades y los textos de las conferencias impartidas por el doctor Rubén Osorio, José de la O y Jesús Vargas. Estas Jornadas Agrarias Villistas tuvieron gran relevancia porque concentraron en Canutillo a más de mil personas que llegaron de diferentes pueblos del norte de Durango.
Fue una celebración con gran fuerza emotiva y cultural, y la expresión más conmovedora de ello fue que al año siguiente, el 20 de julio, mucha gente acudió espontáneamente a Canutillo, cientos de campesinos de los alrededores, pensando en que se iba a repetir la celebración.
Las Jornadas Villistas en la actualidad.
A finales del año 1993 el autor de “La Fragua” propuso a las autoridades del estado de Durango y al presidente municipal de Hidalgo del Parral la celebración de las Jornadas Villistas, con el objetivo de recuperar las expresiones de un amplio movimiento social que había tenido como base principal los estados de Chihuahua y Durango, y que se identificaba como el “villismo”.
¿Cómo se proponía lograr ese objetivo?
Se trataba de organizar diferentes eventos culturales, a través de la música, las danzas, la gastronomía, la pintura, la fotografía, el teatro, la poesía, la literatura y también de los oficios como la vaquería, la minería, talabartería, herrería, la ebanistería, etcétera, actividades que desempeñaban muchos de aquellos jóvenes y adultos que se habían lanzado a la revolución reconociendo como su gran líder al general Francisco Villa.
Finalmente en junio de 1994 se empezaron los eventos y desde el principio se hizo hincapié en que no era una actividad para exaltar la figura del general Francisco Villa, sino un evento en el que aprovechando el acontecimiento histórico, se presentaran diversos eventos para recuperar las expresiones más significativas de la cultura del norte de Durango y sur de Chihuahua. En cada reunión participaron representantes de todos los municipios convocados. Por el norte de Durango estuvieron representantes de Canutillo, Las Nieves, Villa Ocampo; y del sur del estado de Chihuahua: Villa Matamoros, Santa Bárbara, San Francisco del Oro, Villa Coronado, Valle de Allende y Parral.
El domingo 10 de julio de 1994 publiqué “La Fragua” con el título: “¡Villa vive!”, allí expuse algunas de las ideas que se habían expresado en las reuniones previas:
El próximo sábado 16 de julio se inician en el pueblo de Canutillo las primeras Jornadas Villistas de Chihuahua y Durango. A partir del día 16 y hasta el día 21 los habitantes de esta región organizarán un extenso programa de actividades culturales, artísticas y recreativas, con el fin de conmemorar al general Francisco Villa y a los aguerridos Dorados, muchos de los cuales provenían precisamente de esta región.
Las Jornadas Villistas representan el reencuentro con nuestra historia regional y con las expresiones culturales que el pueblo desarrolló durante diez años de revolución: Corridos, relatos, anécdotas, leyendas y tragedias que siguen cautivando a las nuevas generaciones a pesar de que han transcurrido tres cuartos de siglo.
A finales del año 1993, en Chihuahua y Durango se empezó a hablar del corredor cultural del villismo que forman las poblaciones del norte de Durango y sur de Chihuahua. Al iniciarse el presente año la Presidencia Municipal de Parral y el Instituto Chihuahuense de la Cultura tomaron la iniciativa para organizar una serie de eventos y de esta manera tomó forma el proyecto de las Jornadas Villistas.
Con estas primeras Jornadas se inicia una experiencia de organización cultural regional que puede crecer y enriquecerse en los próximos años con la participación de otras poblaciones que no están presentes en esta ocasión. Lo anterior significa que las Jornadas de julio se convertirán en una celebración anual, en la cual los habitantes del norte de Durango y sur de Chihuahua encontrarán la ocasión para organizarse y expresar en estos eventos lo más representativo de sus manifestaciones culturales y especialmente todo aquello que tiene que ver con la tradición histórica y cultural del villismo.
Como se puede ver, estaba muy bien definido que las Jornadas eran culturales y que se trataba de rescatar lo más representativo de la cultura del villismo, así lo asumieron todos los participantes y en ese ambiente se esperaba que al año siguiente el evento iba a tener mejores resultados. En ese contexto se hizo un extenso video en el que se documentaron las principales actividades durante esa semana. Al final del mismo, a manera de conclusiones, se expuso lo siguiente:
Así fueron las Jornadas Villistas; así recrearon los pueblos del norte de Durango y sur de Chihuahua los acontecimientos más significativos de la historia del villismo. Sin duda alguna se puede afirmar que el villismo representa una de las expresiones culturales de mayor fuerza en esta región, en ese sentido las Jornadas cumplieron sobradamente con su cometido original, pero además, y esto no debe subestimarse, las Jornadas Villistas de 1994 nos están demostrando que tenemos enormes posibilidades de desarrollar una conmemoración anual con atractivo turístico; las Jornadas del mes de julio del próximo año pueden representar una alternativa de carácter económico para toda esta región. Los pueblos que se organizaron este año tienen la posibilidad de beneficiarse socialmente agregando un mayor esfuerzo en su participación, involucrando con más fuerza a la comunidad, preparando nuevos eventos que resulten atractivos para los posibles visitantes y sobre todo promoviendo todo lo que es representativo de la cultura y de las tradiciones populares de la localidad: elaboración de trabajos artesanales en madera, cuero, etcétera; elaboración de dulces, pasteles y platillos típicos y especialmente organizando competencias y demostraciones del oficio del vaquero, del ranchero como son: carreras de caballos, coleaderos, jaripeo, baile con banda ranchera, etcétera.PRIVATE
En base a la experiencia de este año las jornadas del próximo 1995 nos dejan el reto de superar la organización y la concurrencia. Es de esperarse la participación de otros poblados que no estuvieron presentes en esta ocasión. Por parte del Instituto Chihuahuense de Cultura se expresa la mejor disposición de participar con mayor entusiasmo junto con los municipios de Chihuahua y Durango que estuvieron presentes en esta ocasión. Igualmente se manifiesta un reconocimiento a los presidentes municipales de Villa Ocampo, Durango, Valle de Allende, Villa Coronado, Santa Bárbara, y especialmente se hace un reconocimiento al presidente municipal de Parral, señor Adalberto Gutiérrez Meléndez por el entusiasmo que desplegó y el apoyo desinteresado que le brindó a los demás municipios.
En los créditos de aquel video aparecieron los siguientes nombres. En la cámara: Antonio García. Edición y producción: Antonio García, Olivia Gómez. Voces: Laura Lee, Miguel Rodarte. Coordinación de video: Carlos Mario Armendáriz. Guión y Textos: Jesús Vargas Valdez. (Continuará)
NOTA ACLARATORIA:
Se informa que en el artículo publicado ayer se informaba que una parte de los muebles del Palacio Alvarado los compró la esposa del presidente López Portillo, lo cual es erróneo porque la compra la hizo un hermano de ella. Actualmente se encuentran en una residencia de la ciudad de Cuernavaca.