¡Lo que antes era... ya no es...!! La rúa que atraviesa el municipio de Zaragoza, donde solía haber varios puestos de venta de Fruta de temporada ya no están, según vecinos del sector, algunos de los locatarios, dejaron de abrir a causa de la baja en las ventas, pies desde que, bajo la afluencia de viajeros, la derrama económica bajo con ellos.
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Desoladas lucen las calles del municipio de Zaragoza, principalmente la Rúa que cruza el poblado, donde en años anteriores, solía haber varios puestos de vendimia del producto de temporada; no obstante, hoy es otra realidad.
Debido a la pandemia del Covid-19, Valle de Zaragoza no ha sido lo mismo, pues debido al cierre de los principales centros recreativos como medida preventiva al contagio de este virus, cientos de personas dejaron de visitarlo.
Es de recordar que este municipio, es caracterizado por contar con puestos de todo tipo de comida en ambos costados de la carretera que lo atraviesa, principalmente aquellos vendedores que ofrecen al “3x2” la fruta de temporada o a un precio más bajo que en tiendas comerciales.
Sin embargo, actualmente el lugar luce desolado, sin personas observando donde está mejor el producto, los puestos cerrados, un panorama triste. “No, lo que antes era ya no es” dijo la comerciante Bertha, quien dijo que este año ha estado muerto, pues ahora con lo del “Mentado” Coronavirus, las personas de otros lados ya no salen de sus casas.
“ya ni el perro se acerca” dijo en tono de burla, “Hasta parece que él sabe que no debe salir de su casa”
Todo luce cual pueblo fantasma. un hombre sentado en su silla esperando que suceda algo bueno. “como puedes ver, todo aquí está muerto, ya nadie llega ni para pedir el baño, quizás el miedo a contagiarse no se los permita, pero para uno, eso significa otro día mas sin ventas”
Pero tal vez no para todos sea malo. Sobre estas mismas calles de Zaragoza, una persona mayor, de los que visten a la antigua –sombrero, pantalón de vestir vaquero, botines de vestir, camisa abotonada hasta el cuello y corbata vaquera- se sienta a “Tomar aire” al filo de un escalón que da a la iglesia del Municipio. “Que tranquilidad” dijo lanzando un suspiro. “No hay música ruidosa de esa de banda, ni locos “encarrerados” en sus trocas, se puede respirar y sentir la paz. ¡Ah! y por las noches ya puedo dormir, pues no hay fiestas y parece que ya nadie toma.” Señaló entre risas.