JAVIER CRUZ
Ayer se llevó a cabo la Misa de los Enfermos en el Hospital General, presidida por el sacerdote Rubén Bañuelos, quien indicó que la enfermedad es una oportunidad de recuperar el sentido a la propia vida; en la misa es acompañar a todas las personas que están compartiendo con Jesús el sufrimiento con su propia enfermedad.
En la ceremonia litúrgica se pidió por la salud de los enfermos, tanto de los que están hospitalizados como de los que se encuentran en casa; se hizo referencia a que la enfermedad nos da un acercamiento a Nuestro Señor Jesucristo, ya que, por medio del sufrimiento, compartimos con Jesús el mismo sentir.
Por lo cual se pidió que alivie esos dolores, fortalezca ese cansancio y permita, para gloria del Señor, la sanación de todos los enfermos; dolor que es compartido por las personas que acompañan a los enfermos al dedicarles cuidados, servicio, tiempo y compañía.
En la enfermedad las personas pueden descubrir la presencia de Dios y acompañarla en su sufrimiento. Durante la misa se dio lectura al Salmo 68 que dice: “los que buscan a Dios tendrán más ánimo porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado…”
Esa es la esperanza del hombre de fe, que su clamor sea escuchado, que su dolor es contemplado y acompañado por ese padre bueno que tiene puesta su mirada al que sufre y al que lo busca; así que cuando acompañamos a los enfermos hay un gesto de solidaridad junto con la presencia de Dios.
Hay momentos en la vida en que el hombre es más sensible a la presencia de Dios y uno de esos momentos es cuando hay sufrimiento en la enfermedad; el corazón se dispone a una mejor manera para descubrir a Dios. La enfermedad es la oportunidad de recuperar el propio sentido a la vida y el valor de lo que somos, subrayó el sacerdote.