“Kiko el de los elotes”, uno de los últimos pachucos de la ciudad. Él cuenta que sigue el ejemplo de Daniel Navarrete, mejor conocido como “el Chetos”, quien fue famoso por predicar la Palabra en los barrios de la ciudad y por ser de los primeros pachucos de Parral. Ahora, el elotero, Francisco Cuevas, inculca con su vestimenta de largas cadenas y plumas, el valor del trabajo a los jóvenes, que invita a que le ayuden en la preparación de los elotes.
Durante las tardes, Francisco Cuevas, “Kiko”, estaciona a las afueras de El Sol de Parral su carrito de elotes. Ese puestecito tiene más de 10 años acompañando a un pachuco, que desde su infancia ya preparaba elotes con su padre, de quien aprendió este oficio y, además, heredó su nombre.
Confesó que sigue la misión que “el Chetos” dejó tras su partida: Ayudar a las personas que más lo necesitan. “Era el líder aquí de los pachucos. De algún modo nosotros seguimos la cultura, yo y otros compañeros”, expresó.
Francisco Cuevas, quien porta en su sombrero un plumón morado, tan largo como su rostro, expresa que busca fomentar el valor del trabajo a los chavos, para evitar que sean influenciados por ambientes en donde impera la violencia y la drogadicción.
“El pachuquismo yo lo empecé y me acoplé con los compañeros de Juárez. Aquí de los pachuquismos de Parral, fue el finado “Chetos”. Le decíamos el “Pachuco 627”.
También dijo que esa tradición del pachuquismo en la ciudad ha buscado la disminución de la violencia. “Es ir y ver qué hay en las colonias. Los pachucos estamos para apoyar a ciertas personas que lo necesiten”.
Dice que hay eventos de pachuquismo en los cuales van a apoyar a personas con cáncer y discapacidad. Se les junta dinero y se destina a ellos.
“Tengo como unas ocho plumas. La representación de pachuco es tanto la pluma, la cadena, el sombrero largo, los tirantes y los zapatos”. Comentó que recuerda al “Chetos”, también con la vestimenta, siempre.
Compartió que él llegó a tener problemas de adicciones y que desde hace cuatro años no ha vuelto a probar ninguna sustancia que altere su sistema nervioso. Ahora, se dedica a inculcar a los más jóvenes la importancia del trabajo y evitar que sean influidos por “malas amistades”.
En lo que se refiere a la venta de elotes, manifiesta que es “una tradición de toda la vida. Siempre iba tras de mi papá. Él me traía como chalán, como ahora yo traigo a estos muchachos”, relata Francisco y luego señala a los jóvenes que sirven los elotes, exprimen los limones y echan el chile en polvo a los vasos.