Además de la mala situación económica y falta de salud, Rosimar Velázquez salió de Venezuela, porque su gobierno también está a punto de terminar con la educación escolar.
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“Ya no están dando clases a los niños, solo van dos veces a la semana”, comentó sobre la educación.
Dijo que el presidente de Venezuela ya no quiere pagar a los profesores para provocar que poco a poco dejen de asistir a brindar enseñanza básica a los niños y niñas.
“Gracias a Dios, todavía hay algunos profesores que no abandonan su país, al igual que algunos doctores que siguen allá, nosotros sí salimos porque tenemos niños y necesitamos educación básica para ellos”, expresó Rosimar.
Ella salió de Venezuela desde diciembre del 2023, lleva una travesía de casi medio año, viaja con su pareja y sus dos hijos: Angélica quien sueña con ser veterinaria y Santiago que quiere formar parte del ejército militar de Estados Unidos.
Rosimar, también platicó que tiene a su madre enferma y para conseguir medicamentos tiene que hacer una fila de hasta cuatro días, para que el gobierno se lo proporcione.
Igualmente para poder recibir atención médica son días lo que tiene que esperar, por tal motivo decidió arriesgarse a llegar desde Venezuela hasta Ciudad Juárez, frontera con El Paso, Texas, para entregarse a la Patrulla Fronteriza y pedir un asilo humanitario.
La venezolana se encontraba en el área del marcador de Iniciativa de Seguridad Fronteriza 40, esperando una oportunidad para cruzar junto con sus hijos y esposo, pero el resguardo de la frontera se ha endurecido más, ya que en cuanto se acercan a la reja de alambre de púas, los militares de la Guardia Nacional de Texas, les disparan balas de gas pimienta.
Nota original en El Heraldo de Juárez