Con un golpe de un perdigón de gas pimienta que le lanzó la Guardia Nacional de Texas, el Colombiano no se da por vencido de ingresar a Estados Unidos.
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“Venimos sufriendo mucho, no ha sido fácil, la vida del emigrante es muy dura, la verdad es que no se lo deseo a nadie”, contó Omer Alejandro Hernández.
Dijo que, como todos los migrantes, quiere entrar a Estados Unidos para tener un mejor futuro.
“Venezuela ahorita tiene todo, petróleo y oro, pero lamentablemente el gobierno que tenemos allá no nos apoya”, dijo el migrante.
“Hemos pasado por lo increíble, en el desierto, sin agua y sin comida, ellas (sus amigas) se desmayaron”, platicó.
Respecto a los agentes del Instituto Nacional de Migración, señaló: “Esto es una broma, la migra no sabe todo el sacrificio que uno hace para llegar aquí, es una maldad lo que nos hacen, yo no me sentiría bien de tener un trabajo así y todavía robar a gente vulnerable”, dijo Alejandro.
Indicó que si no fuera por la gente que les regala agua, comida y el refresco, no podrían sobrevivir.
“Lo más difícil ya lo pasamos, ahora sigue que a unos metros nos dejen entrar a Estados Unidos, ya estamos aquí y todo lo dejo en manos de Dios”, finalizó el venezolano.
Nota original: El Heraldo de Juárez