De acuerdo al Programa de Conservación y Manejo-Reserva de la Biosfera de Mapimí, se alerta sobre el deterioro y peligro para el ecosistema que trae consigo la promoción de la Zona del Silencio como lugar turístico; generando un turismo desordenado en la reserva, en donde tiene por hábitat natural la "Lophophora williamsii" o peyote, especie de planta amenazada por el saqueo ilegal.
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Durante siglos, el peyote fue utilizado por las tribus nómadas de cazadores recolectores que transitaron o tuvieron como su hogar en la región actualmente denominada como Reserva de la Biosfera de Mapimí o el Bolsón de Mapimí; comprendida por los estados de Coahuila, Durango y parte de Chihuahua, en el municipio de Jiménez.
Tradicionalmente, el peyote es considerado una planta sagrada que se usó como medicina, estimulante y en ceremonias por las diferentes tribus que habitaron el Bolsón, dejando plasmada su importancia dentro su cosmovisión, en algunos petrograbados y pinturas rupestres que se pueden encontrar en el municipio de Jiménez.
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Debido a la difusión de la planta por sus efectos intoxicantes al momento de ingerirla, la cual provoca alucinaciones o un estado de conciencia alterado; el peyote pasó de convertirse en una planta medicinal tradicional, a una “droga”, uso dado por el ser humano que actualmente amenaza su existencia, al ser sustraída de su hábitat natural y comercializada.
Dentro de la reserva, se encuentran además un grupo de especies de cactáceas que están registradas como especies raras (Peniocerus greggii), especies amenazadas (Ariocarpus fissuratus y Equinomastus duranguensis) y especies con protección especial (Lophophora williamsii), de conformidad con la Semarnat.
El peyote está catalogado como especie vulnerable
Pese a ser una especie protegida en México, la promoción de la llamada Zona de Silencio, ha generado que el hábitat en que se desarrolla el peyote sea vulnerado constantemente por quienes acuden al sitio, registrándose en diversas ocasiones la sustracción de la planta de su hábitat natural. Asimismo, la IUCN Red List, registra al peyote dentro de su lista como especie en estado de vulnerabilidad.
El mismo turismo a la Zona del Silencio ha generado la extracción de peyotes de su hábitat natural, para ser exhibidos como un atractivo turístico más en hostales o agencias de turismo, que ofrecen servicio de hospedaje.
Según la Comisión Nacional Para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), refiere que el peyote es un cactus de tallo globoso que crece solitario o forma colonias de numerosos tallos. Es de color verde azulado, algunas veces amarillento o rojizo, presenta hasta 14 costillas en la edad adulta, a veces con protuberancias (tubérculos) salientes, posee espinas sólo cuando es plántula y las pierde con la edad, presentando pelos largos en las aréolas.
Asimismo, sus flores son de color rosa o amarillo y los frutos son de color rosa claro. Es polinizada por insectos y se distribuye en el desierto chihuahuense, en los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas y en Texas, Estados Unidos.
Se desarrolla en sitios con matorral xerófilo, en planicies, pie de monte y peñascos, a veces sobre rocas. Su principal amenaza es el intenso saqueo de individuos en sus poblaciones para satisfacer la demanda de coleccionistas y consumidores, debido a que posee un alcaloide que provoca alucinaciones.
En México está prohibido su cultivo y comercio, y sólo puede ser recolectada y consumida por indígenas que la han usado tradicionalmente en ceremonias religiosas. Actualmente es considerada una especie sujeta a protección especial por la Semarnat y se encuentra en el apéndice II de la CITES.
Al igual que el peyote, existen otras especies de plantas y animales, protegidas por las autoridades de México, derivado que algunas se encuentran en estado de vulnerabilidad o peligro de extinción, pero que pese a esto, el turismo en la Zona del Silencio continúa amenazado a estas plantas de uso tradicional.