“Susana distancia” está ausente entre jornaleros

La necesidad de trabajar hace olvidar por momentos que estamos en contingencia sanitaria

Abraham Zamarrón | El Sol de Parral

  · domingo 14 de febrero de 2021

Fotos: Abraham Zamarrón | El Sol de Parral

Jiménez, Chih.- “Susana distancia”, la heroína del momento, ella no trabaja, a diferencia de los jornaleros que día a día se ven obligados a dejar de lado las medidas de prevención y los consejos del personaje que ha surgido a raíz de la pandemia. Hacinados en cajas de camionetas y camiones, tal vez olvidan la contingencia por la necesidad que les recuerda que, como sea, hay que ir a trabajar.

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Cada año, centenares de jornaleros agrícolas arriban para trabajar en las diferentes labores. Sin duda, verlos amontonados a bordo de camionetas rumbo a sus trabajos o regresando de la pesada jornada, resulta ser una gráfica común.

Sin embargo, desde hace casi un año esa forma de eficientar el transporte o convivencia, con la llegada de la pandemia se ha convertido en un riesgo. Y no lo dice quien escribe o pueda leer estas líneas. Lo dice el Sector Salud que ha creado a la heroína del momento: “Susana Distancia”.

Muy conocida entre la población, pero para otros sectores como los jornaleros, resulta ser sólo la conocida de otro conocido o alguien de quien ven en la televisión o escuchan en la radio.

“Susana distancia” sí es una heroína y muy importante, pero al final del día, una heroína que no tiene la necesidad de salir a trabajar o acompañar a quienes siembran o piscan de sol a sol.

Y aunque en su mayoría los jornaleros resultan ser indígenas, no desconocen del todo la amenaza de la nueva enfermedad, en ocasiones, y mejor que nosotros los “chabochis”, portan mejor el cubrebocas y su idiosincrasia de apartarse del hombre blanco los ha ayudado a convivir de lejecitos con nosotros adoptando de buena manera las medidas de prevención.

A la hora de trabajar para allegarse de recursos que les permitan subsistir más allá de la “kórima” resulta difícil, incluso imposible adoptar o cumplir con el protocolo sanitario, es lo que hay y hay que trabajar, señalan.

Pareciera ser una situación aislada la que se plasma en el relato, pero la problemática se amplifica cuando se habla de Jiménez, una región netamente agrícola, a la que año con año, arriban centenares de personas para trabajar en el campo. No por nada La Vieja Huejoquilla cuenta con su monumento al jornalero agrícola en su calle principal.

Si bien, la población de trabajadores es muy volátil, fácilmente se puede dilucidar que al menos 500 personas son contratadas cada año para trabajar en los cultivos, tanto de primavera-verano, como de otoño- invierno, como el chile, la cebolla, la nuez y la alfalfa.

Tan sólo en julio del año pasado, en el mayor pico de la pandemia, el Servicio Estatal de Empleo ofertaba 320 vacantes, de las cuales más de 300 correspondían a espacios en las tierras de labor.

A la llegada del Coronavirus, se exhortó a los empleadores para modificar el servicio de transporte y evitar que los jornaleros se aglomeraran. Por lo que el número de trabajadores en camionetas era reducido.

En cambio, hubo quienes rentaron autobuses para trasladar a su personal y garantizarles la sana distancia, para reducir el contagio. Y es que se contó con el antecedente de un jornalero que dio positivo al Covid-19 en Camargo y puso en riesgo a casi una veintena de compañeros.

Con los avances y retrocesos en el color del semáforo epidemiológico y que el Coronavirus ha dejado de ser una novedad, aún cuando siga presente su letalidad, pareciera que “nos hemos relajado”.

De nueva cuenta se pueden ver camionetas repletas de jornaleros, casi unos encima de otros, mientras que los camiones que se rentaron o adquirieron para evitar las aglomeraciones lucen abarrotados.

La escena más reciente se logró la mañana del sábado, las citadas unidades provenían de la carretera libre a Camargo y doblaron por la vialidad “Mariano Jiménez” rumbo a la salida a Torreón.

De mirada cansada, perdida o pensando en la jornada que les esperaba, es como viajaban amontonados, la mayoría portaban su cubrebocas; otros no, pero al parecer, a los empleadores o a quienes los llevaban a trabajar, no pareciera alarmarles. A ellos no los visitan las “células Covid-19”, tan frecuentemente como al resto de los giros comerciales.

Ya en la tarde, caminando por la calle, ataviado con una mochila y un bote de impermeabilizante vacío, en el que se colocan las piscas o cortes de cultivo, Rutilo Bustillos se dirigía a casa tras una pesada jornada.

Aunque con la nariz descubierta, portaba su cubrebocas y al preguntarle dijo que sí conocía a la mentada “Susana Distancia”, que sabía que era importante para no enfermarse, pero para su suerte, Susana no trabaja…