De agua clara, cristalina y cálida, así es el manantial de agua termal ,el Ojo de Dolores, ubicado a veinte minutos de la cabecera municipal de Jiménez, lugar en el cual, tras una visita sientes que se te reinicia la vida.
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Único en su tipo en la región sur del estado de Chihuahua; el Ojo de Dolores, ubicado en la porción centro-este del municipio de Jiménez, es un verdadero oasis en el árido desierto jimenense, en donde se hallan especies endémicas de peces, además de ser todo un centro turístico, donde la paz y armonía con la naturaleza reinan.
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Sus cálidas aguas son perfectas para el turismo
A veinte minutos de la cabecera municipal de Jiménez, por la carretera Jiménez-Ojo de Dolores, se encuentra el acuífero de agua termal, Ojo de Dolores; un lago de agua cálida que serpentea por dos kilómetros, en donde se podrán disfrutar de distintos niveles de profundidad, en sus pacíficas aguas, perla del desierto de Jiménez.
Nadia Bujaidar, directora del departamento de Turismo de Jiménez, comenta que durante la temporada de Semana Santa, fue el lugar predilecto de cientos de turistas provenientes de la región centro-sur del estado, quienes pudieron disfrutar de las aguas termales, bajo la sombra de grandes árboles de álamo.
“Es un lugar al cual puedes venir con tu familia o amigos a darte un baño, en este balneario natural único, en donde hay abundante sombra, asadores, áreas de descanso, juegos infantiles y baños, por eso es favorito entre los jimenenses y quien lo vista”, comenta Nadia Buajaidar.
Pasadas las vacaciones de Semana Santa y verano, durante los meses de octubre a diciembre, el manantial de agua termal se encuentra la mayor parte del tiempo sin visitantes, por lo que se puede disfrutar de todo el lago a lo ancho y largo, así como aprovechar de la ocasión para conocer las cavernas subterráneas y veneros, por donde emana el agua cálida que alberga el lago.
“Precisamente durante este mes, días atrás, guiamos la visita de unos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, quienes se encontraban realizando un proyecto de investigación, el Ojo de Dolores estaba solo y se quedaron maravillados", narra la titular de Turismo.
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Hogar de dos tipos de peces autóctonos
No solo es un lugar turístico, puesto que sus aguas son hogar de dos especies endémicas de pez; el "gambusia hurtadoi" y "cyprinodon macrolepis".
La especie endémica, denominada por su nombre científico, "gambusia hurtadoi", catalogada por Hubbs Springer en 1957, comúnmente conocido como guayacón de Dolores, se localiza en el afluente de agua termal, Ojo de Dolores, es un pez cuyo tamaño ronda entre los 20 y 50 centímetros, y habita en densas poblaciones dentro del manantial y los canales de riego, que distribuyen el agua a través de diversas parcelas.
Este es un pez principalmente carnívoro, que se alimenta de insectos y otros invertebrados. Es una especie ovovivípara que se reproduce todo el año.
Mientras que el "cyprinodon macrolepis", registrado por Miller en 1976, según el estudio "Los Peces del Río Conchos", refiere que; “Al igual que otros miembros del género, los machos establecen territorios que patrullan agresivamente, expulsando del territorio a cualquier intruso que ose ingresar”.
Permite sólo la entrada de hembras que desovan y, tras la fertilización del huevecillo que es adherido a plantas acuáticas o al sustrato, las mismas son expulsadas, quedando los huevecillos a su suerte. Desovan todo el año y se alimentan de algas filamentosas adheridas a las piedras, así como de cualquier materia comestible que caiga dentro del manantial.
Además de las dos especies de pez, existe una variedad de tortuga de agua dulce, espécimen que puede ser apreciado, en ausencia de personas al interior del lago termal.
A pocas semanas de que inicien los días fríos en el municipio de Jiménez, el Ojo de Dolores, se torna aún más amable en su microambiente, pudiendo disfrutar de sus cálidas aguas durante el mediodía y tardes.
“Todos son bienvenidos al municipio de Jiménez, y más a su destino turístico por excelencia, el Ojo de Dolores", finaliza Nadia Bujaidar.