Ubicados en el sitio arqueológico del municipio de Jiménez, Cañada Roja, se localiza un conjunto de moledores o morteros, fijos y móviles, que fueron utilizados por las tribus nómadas de cazadores recolectores, que habitaron la región del Bolsón de Mapimí, cuya extensión territorial, comprende parte de los estados de Chihuahua, Durango, Coahuila y Nuevo León.
Moledores que fueron utilizados durante un periodo del 300 al 900 D.c. de entre los que destaca un conjunto de más de cinco moledores fijos, tallados sobre la piedra, así como oro conjunto de moledores, tallados en una piedra móvil, donde se destacan al menos una construcción de más de siete moledores, una de estas construcciones, similar al sitio arqueológico de Peñoles, en el municipio de Villa Coronado.
Habitaron la región conocida como el Bolsón de Mapimí, en especial los estados de Chihuahua, municipio de Jiménez, en los límites con el vecino municipio de Camargo, Villa Coronado y parte de Hidalgo del Parral; Durango, Coahuila, así como el estado de Nuevo León, en la región que se conoce hoy en día como Monterrey, (el estado de Nuevo León no pertenece al Bolsón de Mapimí), los Tobosos, nombre genérico designado por los colonizadores españoles, una nación que se conformaba de diferentes tribus, mayormente de los Nonojes y Acocalmes, fueron los fieles defensores del desierto, área de estudio que abordaremos dentro de este tema.
En el municipio de Jiménez, la nación de los Tobosos, habitaron las sierras del Diablo, Pampas, Remedios, entre muchos otros sitios, donde dejaron importantes vestigios arqueológicos, desde material de la industria lítica que la misma tribu fabricaba, petrograbados, pintura rupestre y hasta construcciones primitivas, fueron los vestigios, que hasta hoy, 2022, sobreviven a las inclemencias del tiempo, la erosión de la naturaleza y a la destrucción del humano, esta última la más nociva para estos sitios arqueológicos.
Dentro de la región sur de Jiménez, se localiza uno de los sitios arqueológicos, más importantes del México, “La Cañada Roja” la cual fue habitada por los Tobosos, nómadas cazadores-recolectores, maestros en la utilización del arco.
A escasos metros donde el dibujante, plasmó un mural rupestre y petrograbados, en la cañada roja, se localiza una importante fabricación de moledores, perfectamente tallados y circunferenciados, de un diámetro de 20 centímetros por 20 a 30 centímetros de profundidad, los cuales fueron fabricados cuidadosamente a un costado de un arroyo, que perdura hasta en la actualidad, por donde cada temporada de lluvias, circula un importante suministro de agua, cerca de estos moledores.
Los moledores o morteros fijos de la cañada roja, son parte de los moledores que se encuentran dispersos en el área, pero estos primeros y lo más importantes, conforman un juego de más de cinco, dispersos sobre una roca fija, que emerge de entre las entrañas del terreno agreste del desierto, en donde los Tobosos molían hierbas, mineral para pintura rupestre, granos diferentes y todo tipo de objetos o alimento que utilizaban.
Bajo el techo donde se encuentra el mural rupestre, cuyos grabados que el dibujante realizó, dos ejemplares de este arte rupestre, concuerdan con los plasmados en la Cueva de los Remedios, donde se representan las sierras, en forma de triángulos en una sola línea; se localiza otra construcción de moledores, una en el lateral izquierdo de las representaciones rupestres, en donde en el largo de una roca están dos pequeños moledores de una simetría perfecta.
Casi en la parte central de las representaciones rupestres, se localiza una piedra de considerables dimensiones, pero movible entre dos personas, con siete moledores, de diferentes tamaños, pero que no pasan de los 15 centímetros de diámetro, ni 10 centímetros de profundidad, cuya utilidad pudo haberse dado para moler algunos minerales y teñir objetos o realizar parte de las mismas representaciones rupestres del sitio.
Esta última formación de pequeños moledores, es similar a la que se localiza en el sitio arqueológico de Villa Coronado, conocido como Peñoles, en donde se localiza una piedra de dimensiones, dos veces mayor a la de la Cañada Roja, pero que contiene una gran cantidad de pequeños moledores fijos, esparcidos sobre la piedra.
En la mencionada Cañada Roja, la tribu de nómadas, cazadores-recolectores, Tobosos, estuvo asentada por un tiempo considerable, derivado de las condiciones geográficas de la zona, indican que hace cientos de años atrás, pudo haber circulado un importante afluente de agua continuo, que provenía de un manantial de agua (pudo haber sido termal, por las condiciones geológicas de la zona), o bien que el agua de lluvia, se almacenara por periodos prolongados, como en la laguna de palomas, sitio de estudio de las tribus nómadas de cazadores-recolectores.
Así mismo, otro dato que da sustento a la hipótesis planteada, es la fabricación de moledores o morteros, ya fuera fijos o movibles, que se localizan en el sitio, y que fueron cuidadosamente tallados a un costado de los arroyos y escasos metro del mismo lecho del arroyo.
La tribu que habitó la región del Bolsón de Mapimí, Toboso fue de las más representativas, que habitó y dominó esta región, cuya formación correrías y en épocas de guerra, se tiene conocimiento de ciertas alianzas con el grupo que habito la región centro sur del estado de Chihuahua, los Conchos (nombre adjudicado por los españoles, derivado de que en los márgenes del río, había gran cantidad de conchas), así mismo, dentro de la región de estudio, que se menciona, que es el Bolsón de Mapimí, los Tobosos, se sabe que también se aliaban con otras tribus de la región de La Laguna.
Los Tobosos, como se conocen hoy en día, dentro del campo de estudio arqueológico, en realidad, existe la hipótesis, de que este grupo era conformado por destinas tribus territoriales, esto quiere decir; que defendían su territorio de otras tribus y de los españoles. Estaba mayormente conformada por los Nonojes y Acoclames, grupo que debió predominar y posteriormente se le fue adjudicado el nombre genérico de los Tobosos.
De acuerdo a información recopilada, dentro del libro, "En el camino viejo a Chiguagua", se expresa lo siguiente, en relación a lo descrito anteriormente: “Declaración de un indio que había sido aprehendido en Canatlán, quien se define así mismo, como un Toboso de Nación Acoclame y Nonoje (Griffen, 1969: 345); el declarante debió aludir al grupo que pertenecieron su padre y su madre, y señala que es Toboso, que al parecer es el nombre que los europeos dieron a los acoclames."
Es importante hacer énfasis, que los distintos sitios arqueológicos del nunicipio de Jiménez y de Chihuhahua, no deben ser vandalizados ni destruidos, ya que muchos de estos vestigios, son únicamente la referencia de las pasadas tribus que habitaron el Estado Grande.