En los 70´s profesor abre biblioteca pública en el comedor de su casa

En el año 1974 un profesor impulsa la lectura y la concientización de las masas junto con otros colegas en una colonia marginada de Monterrey

Gorki Rodríguez | El Sol de Parral

  · miércoles 22 de septiembre de 2021

Foto: Gorki Rodríguez | El Sol de Parral

En el año de 1974, un grupo de profesores de la ciudad de Monterrey, perteneciente al estado de Nuevo León, encabezados por el profesor Belisario, abrieron una biblioteca pública en el comedor de la casa del profe Belisario, en donde se contaba con más de mil ejemplares de libros, aproximadamente 200 piezas pertenecientes a diferentes especímenes de fósiles y minerales, así como arte que estaba a disposición del público en general.

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Ubicada en la colonia, Las Nuevas Colonias, en la calle Martín de Zavala, en la ciudad de Monterrey, perteneciente al estado de Nuevo León, la biblioteca pública era el motor del conocimiento, de una de las colonias mas marginadas de Monterrey, que en su momento llego a atender a más de 400 personas semanalmente, impulsando la lectura y la concientización de las masas.

Fue fundada en el año del 1974 por los profesores, Belisario Rodríguez, Raúl Murillo, José Gonzales y la profesora Graciela Lozano, con el objetivo de promover la lectura en la colonia de Las Nuevas Colonias, y llevar el conocimiento y concientización, en uno de los asentamientos urbanos más rezagados y desprotegidos por el gobierno.

En la década de los 60´s, 70´s y 80´s, la lectura, conocimiento y difusión de ciertos materiales, como literatura internacional, en especial los textos de Carl Marx, eran considerados por el gobierno del PRI como una campaña subversiva en contra de las instituciones.

Las denominaciones de literatura subversiva o que ponían en “riesgo la integridad de la nación”, quedaron en el registro de los archivos de la extinta Dirección Federal de Seguridad y en el Archivo General de la Nación, donde se encuentra material de una época, donde México experimentó una serie de cambios sociales y a través de la lucha armada y pacífica, mayormente protagonizada por el sector estudiantil.

“Ante la falta espacios por parte del gobierno, decidimos empezar la biblioteca en el comedor de la casa, modificamos parte del comedor y el acceso, y comenzamos a montar la biblioteca”, profe Belisario.

“No solamente teníamos la pura biblioteca, también contábamos con un museo de fósiles y minerales, ya considerábamos que un museo era muy necesario para el alumno y la sociedad, porque debe haber una conexión y vivencia propia con lo que están leyendo y lo que ven, y este era otro de los métodos de aprendizaje, el museo”.

Parte de un fragmento de periódico rescatado por el licenciado en Filosofía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Edgar Favela, expresa los siguiente: “Rodríguez señaló que decidieron ubicar la biblioteca en esa colonia, al observar que los alumnos no contaban con un lugar de diversión, investigación y entretenimiento”.

“La biblioteca más cercana es la del IMSS, y trabaja de cuatro a ocho de la noche, luego esta la Franklin, que solamente es para mayores de 16 años y posteriormente la Ciudadela que siempre esta llena”.

El servicio que prestamos es totalmente te gratuito y no tiene ningún costo, es una biblioteca pública para todo mundo.

La biblioteca estuvo en funcionamiento desde 1974 y hasta aproximadamente el año de 1980, tiempo en donde los profesores tuvieron que salir de la ciudad en busca de otras oportunidades, pero siempre con la visión de ayudar al prójimo y seguir con la tarea de las luchas sociales y la concientización del pueblo.

El profesor Belisario emigró del estado norteño de Nuevo León, al otro norte de la República, el estado de Chihuahua, lugar donde continuó su carrera como profesor y luchador social.

Parte de la evidencia de lo que un día fue parte de una biblioteca pública, en uno de los sectores más marginados y olvidados por el gobierno en Monterrey, “Las Nuevas Colonias”, quedó en el registro de investigación por parte de Edgar Favela.

“Acabó de descubrir estas notas de 1974 y del 28 de diciembre de 1979: donde mi tío y unos camaradas anuncian la formación de una biblioteca comunitaria y posteriormente la constitución de una AC para mantenerla. Al final la biblioteca terminó alojándose en la que fue la casa de mi infancia y de gran parte de mi adolescencia-juventud".

Aunque no me tocó ver esa biblioteca en pie [yo nací en el 82], los vestigios que quedaron: un montón de cajas con novelas, libros de historia y de temas variopintos, además de enciclopedias y una buena parte de la colección de los breviarios del FCE, fueron decisivos y fundamentales para que posteriormente me sintiera atraído por los libros y la literatura.

"No les voy a mentir, algunos de esos libros sufrieron mi primera infancia piromaníaca y destructora, pero también es cierto que leí y hojeé muchos de los ejemplares que me sobrevivieron".

Y pues toda esta anécdota sacó una conclusión: la mejor manera de promover los libros y fomentar el acercamiento y gusto por la lectura y la literatura es por el contacto. Si no tienes libros entre tus manos, si no sabes cómo son, cuánto pesan, a qué huelen e incluso sino experimentas la sensación de rayarlos y hasta destruirlos, es bien difícil que aprendas a valorarlos y quererlos.

"Y vaya, por supuesto que siempre será mejor contar con una guía y acompañamiento, pero, en principio, para apreciar los libros y la literatura, tienes que estar rodeado de ellos; aunque, tanto en el comienzo —y seguramente al final— tan sólo sea para destruirlos”, Edgar Favela.