La producción de ganado de carne de exportación y comercio local en el municipio de Jiménez, se realiza mediante la crianza del ganado bovino en terrenos de agostadero o rústicos, esto quiere decir, en el campo y sierras del municipio, en donde el ganado se alimenta de la flora local, arbustos y sácate.
Recibe las noticias más importantes directo a tu WhatsApp
Derivado a que la crianza de ganado bovino para carne que se realiza en agostaderos, depende principalmente de las condiciones climáticas que imperan durante el año, por lo que la sustentabilidad de los recursos naturales debería ser una prioridad, para que durante todo el año el animal pueda tener alimento y agua, principalmente.
Al no poner atención a la sustentabilidad de los recursos naturales y al manejo de la crianza del ganado bovino, actualmente, el director de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del municipio de Jiménez (Sader), Roberto Baca, indica que entre el 70% y 80% de los agostaderos en Jiménez, se encuentran sobrepoblados y sobreexplotados, por lo que es necesaria una reconversión a una ganadería sustentable para que haya más alimento, agua y una mejor producción del ganado bovino para carne.
Los potreros, resalte el director de la Sader del Distrito Agropecuario Río Florido, Roberto Baca, fungen como división del terreno de agostadero, en el cual, el ganado bovino debe permanecer por cierto periodo de tiempo, para después ser movido a otro potrero y así, dar oportunidad a los potreros en donde ya estuvo el ganado, de que el zacate crezca, para poder continuar el ciclo.
Actualmente, datos de la Sader, estiman que, en el municipio de Jiménez, por cada ejemplar bovino, se destinan diez hectáreas de pastoreo en potrero, situación que lejos de ser benéfica; afecta, derivado de que se dispone de mucho terreno de pastoreo para un solo animal, el cual terminará por agotar la materia prima alimentaria del ganado bovino, el zacate.
Roberto Baca, expresa que, para poder afrontar la temporada seca en la ganadería y así poder disponer de mayor recurso alimentario e hídrico, es necesario el tener únicamente el ganado que un terreno de agostadero puede alimentar, evitar la sobreexplotación de los pastizales, evitando la sobrepoblación de ganado, construcción de bordos de retención de agua y dispersión de semilla de zacate en el terreno de agostadero; con el fin de llegar a una sustentabilidad en la ganadería.
Al 23 de agosto del 2022, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del Estado de Chihuahua, tiene el registro de una población de ganado bovino, para carne en el municipio de Jiménez, de 108 mil 720 cabezas de ganado para carne. Cifra que pese a las duras sequías que ha experimentado Jiménez, ha ido en incremento desde el año 2018.
Aunque Jiménez arrastra una sequía intensa de más de cinco años, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en el 2018, la población ganadera era de 103 mil 851 cabezas de ganado, para el 2019 esta cantidad se contabilizó en 104 mil 960 cabezas de ganado; durante el 2020 en 105 mil 310 cabezas de ganado; en 2021 en 107 mil 814 cabezas de ganado y para este 2022 en 108 mil 720 cabezas de ganado. Lo que indica que, lejos de decrecer la población ganadera, creció de 2018 a 2022.
Te puede interesar: Se amparan ganaderos criadores de Angus contra decreto de libre importación
Mantenimiento del ganado
En temporada de sequía extrema, el objetivo prioritario de la ganadería de agostadero en el municipio de Jiménez, es mantener al ganado en píe; por lo que, derivado de la disminución del recurso hídrico y el pasto del agostadero, el ganado, comenta Roberto Baca, se comienza a alimentar con cascarilla de algodón, pasturas variadas, harinolina, maíz y gallinaza.
Durante este periodo, resalta Roberto Baca, la sal en grano funge un papel muy importante, ya que regula el consumo de alimento del animal, así como de proveer minerales esenciales, que le ayudarán al ganado a poder sortear la temporada, hasta que las lluvias restablezcan las cuencas endorreicas y propicien el crecimiento de la vegetación del desierto.
Al acabarse el zacate durante la época seca, sumado a la sobreexplotación y sobrepoblación de los potreros, el ganado busca plantas comestibles, refiere Roberto Baca, como el "chamizo" y la "mariola", arbustos típicos de casi todo el desierto de Jiménez.
Cuando el terreno de agostadero no tiene pozo y el recurso hídrico de los presones se acaba, la única opción para el ganadero es el acarreo de agua, para poder mantener el ganado durante la temporada seca.
Pese a que las lluvias de agosto y septiembre, dieron un respiro a la sequía extrema que se presentaba en el municipio de Jiménez, Roberto Baca, indica que la sequía aún no se ha terminado, por lo que conforme avance el 2023, si no llueve, volverá el mismo panorama para la ganadería del municipio.