El 08 de noviembre de 1998, 80 jornaleros indígenas originarios del sur de México, fueron rescatados de huertos agrícolas en el municipio de Jiménez, tras meses de permanecer privados de su libertad, siendo obligados a trabajos forzosos, sin goce de sueldo y sin alimentación.
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Engañados con falsas promesas de trabajo, grandes márgenes de ganancia, alimentación y una estadía con todos los servicios básicos de primera necesidad; ochenta indígenas de las regiones del sur de México, cuya única profesión desde el nacimiento hasta la muerte, era por tradición de jornaleros agrícolas, fueron traídos al municipio de Jiménez, Chihuahua, para trabajar en distintos huertos agrícolas.
A la llegada al municipio, fueron trasladados a los predios agrícolas, donde pasarían la más amarga experiencia de explotación del hombre, por varios meses hasta ser rescatados.
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El profesor, Belisario Rodríguez López, quien fungía como regidor del municipio de Jiménez en año de 1998, comenta que, hasta las puertas de la Presidencia Municipal, un pequeño grupo de jornaleros que habían logrado escapar de donde se encontraban retenidos, pidieron auxilio y el apoyo para poder rescatar a sus demás compañeros, que estaban cautivos y eran obligados a efectuar trabajos forzosos.
“De inmediato nos comenzamos a organizar en una pequeña comitiva, con el fin de indagar en donde se encontraban secuestrados los jornaleros para poder rescatarlos y trasladarlos hasta su lugar de origen”, comenta el profesor Belisario Rodríguez.
Anterior al reporte de los trabajadores cautivos, el profesor Belisario, llevaba desarrollada una lucha para mejorar las condiciones laborales de los jornaleros agrícolas en Jiménez, para que los patrones otorgaran un seguro y buen servicio de transporte, se les pagara por sus labores, se tuvieran óptimas condiciones de trabajo y alojamiento, entre otras demandas que mejoraron el panorama laboral actual de los peones.
Al ubicar los predios donde se encontraban los obreros indígenas, una comitiva encabezada por el profesor, Belisario Rodríguez, realizó el rescate de las personas.
“Fue en diferentes lugares donde tenían secuestrados a los jornaleros, pero especialmente en uno, fue donde pudimos rescatar a 80 indígenas. Nos dirigimos hasta el lugar en una camioneta equipada con un sistema de perifoneo y comenzamos a hablar por el aparato de audio, explicando la situación, así como alentando a los trabajadores, que fueron amagados por gente armada, a dejar los predios agrícolas”.
“Ahí estaba gente que los amenazaba, que si abandonan el área de trabajo, algo malo les pasaría; pero surtió efecto el perifoneo, y logramos rescatar a 80 jornaleros indígenas provenientes del sur de México, y trasladarlos en un camión escolar hasta la presidencia municipal de Jiménez”, comenta el profesor Belisario.
El 03 de noviembre de 1998, ochenta indígenas del sur de México, que eran obligados a realizar trabajos forzados en predios agrícolas y explotados laboralmente, pudieron ser rescatados y posteriormente trasladados hasta su lugar de origen.
“A mucha gente no se les pago lo que correspondía por ley, ya que después de ser rescatados, huían por temor. En ese mismo tiempo se citó por parte de la Presidencia Municipal a dueños de predios para hacerles saber que la Ley del Trabajo se debía respetar, así como para que no se siguieran repitiendo casos similares”.
A raíz de este rescate, comenzó otra etapa en la lucha por el mejoramiento de las condiciones laborales para jornaleros del sector agrícola en el municipio de Jiménez, bases que surtieron su efecto hasta el año del 2010 en adelante, y que, pese a que se han mejorado algunos aspectos, sigue aún persistiendo la explotación laboral.