Antes de los primeros rayos de luz, del dos de noviembre del 2021, algunas gente, a pie, en bicicletas o automotor, se dirigían ya, a las instalaciones del panteón.
Algunas personas al Panteón Municipal, llevaba consigo las herramientas necesarias, que habrían de ser útiles en al arreglo y limpieza de tumbas; talachos, azadones, botes, palas y rastrillos.
Minutos antes de que fueran las seis de la mañana, los vendedores de flores, postrados sobre el concreto hidráulico del corredor situado frente al acceso del panteón, ya tenían lista una gran variedad de flores, esperando a ser adquiridas por los visitantes que estarían dentro del campo santo. Crisantemos y flor de cempasúchil, fueron las variedades que más se apreciaban.
“Mijo yo ahorita vengo temprano, así como usted que anda aquí ya tomando fotos, para comprar las flores y pues aprovechar que ahorita no esta tan lleno el panteón. Me vine a pie, aquí al pasito con unos familiares, lo bueno es que ya llegamos”, expresaba una de las señoras que desde temprana hora se dirigió al panteón.
En el interior del campo santo, algunas tumbas se apreciaban ya adornadas, otras a medias y unas en el total abandono. Para las siete de la mañana, el flujo de gente se fue incrementando dentro del panteón.
Mientras los más jóvenes acarreaban con botes, agua de las piletas, situados en diferentes sectores del panteón, las señoras se disponían a hacer los últimos detalles de las tumbas, para que estas lucieran de la mejor forma posible.
Los contrastes más grandes, se dejaron apreciar en las tumbas de casi dos siglos, que se sitúan en el panteón, que en su mayoría se encuentran abandonadas; mientras las modernas, lucían desde pequeños adornos, hasta aquellos muy elaborados, mientras que las tumbas antiguas, lucían en el abandono.
A las diez de la mañana llegaron con un gran afluente de gente, que antes de ingresar al campo santo, paseaban por los diversos puestos de flores, comida y objetos.
En uno de los puestos de flores, un niño gritaba ¡Mama mira las flores!, con una gran expresión en el rostro, mientras el señor le decía “Llévele, llévele, único día, están baratas”.
“Pues ya ve que el año pasado no pudimos venir el mero día por esto de la pandemia, pues ahora si me da mucho gusto, porque ya parece que esta más calmado todo, y ahora si podemos venir aquí, mire pues yo aquí me voy a estar todo el día, voy un rato aquí adentro del panteón y pues después a comer algo y a pasear, ¡pues que más se puede hacer!, recordarlos y nada más”.
Hasta las doce del mediodía, el flujo de gente que se apreciaba en el panteón era alto, decenas de personas, se reunieron en torno a una festividad, el Día de Muertos, tanto a las afueras del panteón, donde se situaban los vendedores, como al interior del campo santo, las festividades volvieron a retomar su colorido, después de un año de haber sido clausuradas por la pandemia del Covid-19.