Hilario contagia alegría y motivación en tiempos de coronavirus

La gente me admira aquí en Parral

Alejandro Romero | El Sol de Parral

  · jueves 12 de noviembre de 2020

Foto: Christian Baeza | El Sol de Parral

Cargado de esperanza, una trompeta, tarola y tambor, Hilario Martínez y su hijo Omar Anthony recorren las calles de Parral sin asumir riesgo de contagiarse él ni el resto de su familia, su esposa Aracely y otros dos hijos, la pequeña Tayli y Tomás el bebé, sin expandir el coronavirus pero contagiando motivación y alegría con su música en barrios y colonias de la ciudad.

¿Qué melodías traes en tu repertorio?

-Traigo de todo. Triste recuerdo, La puerta negra, El corrido de los Pérez, Juan Martha, Sierra contra sierra, Los 500 novillos. Hay unas canciones como Pájaro Prieto, de aquí de Parral. El corrido de Chihuahua, también lo traigo. Y muchas canciones, así.

La familia Martínez es oriunda de Huajuapan de León, Oaxaca.

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¿Cuánto tienen aquí en Parral?

-Tres semanas aquí dando vueltas en Parral. He salido a ranchos también; he ido a Santa Bárbara, el Oro, Valle de Allende y a Zaragoza. Conozco la región aquí en el estado de Chihuahua. Mi intención, mi trabajo es esto. Mucha gente me conoce en Parral, he sobrevivido, platica Hilario.

“La gente de buen corazón dice ahí tienes un peso, dos, cinco pesos. Lo que me quieran ayudar. Se les agradece”.

Cuesta arriba sobre la 20 de Noviembre y Boulevard Ortíz Mena, tocando música él acompañado de su hijo, “vamos ganando unos pesos para sobrevivir en tiempos de pandemia”. Pide comprensión y apoyo. El trabajo es su divisa.

Narra: “Me ha ido bien. La gente no se ha enojado conmigo, me han ayudado. Lo poco que ellos puedan. Yo no digo nada. Lo poquito que yo saque. Todo es bueno. El sol sale para todos, aunque sea poquito”, expresó.

“Pero gracias a Dios ha salido todo bien. Vengo del estado de Oaxaca, con mi familia, a trabajar aquí con mi familia. No a molestar a la gente. El tamborcito con la trompeta. Soy músico y ando por las calles. A la gente que no le dé miedo, que pueda creer que estemos enfermos –de Covid-. No. Gracias a Dios no, aquí andamos, bien sanos. Y protegidos. Andamos con el cubrebocas, todos bien cuidados. Que no le dé miedo a la gente que nos ayude. Que nos apoye con lo que pueda. Será bienvenido.

Dónde viven aquí?

-Estamos en el centro. Hospedados en un hotel que pagamos a diario. Con lo que nos ayuda la gente nos queda para comer y para pagar el hotel. Y bueno una ropita. Nosotros andamos limpios. Siempre nos aseamos, por qué, por esto mismo de la contingencia, no queremos salir así a la calle que nos mire la gente. Sucios. No. Todos nos aseamos, nos bañamos, y traemos cubrebocas.

Y sí, los seis miembros de esta familia oaxaqueña se ven así, limpios, su ropa, sus zapatos. Todo es realidad.

¿Tú combinas las medidas de higiene y de seguridad que nos han recomendado y a la vez combinas tú música. Qué es lo que tu quieres contagiar a los parralenses con tu música, caminando con tu familia, motivar algo bonito, no sé, tú dime?

.-La mera verdad con mi música he motivado a mucha gente aquí en Parral. Desde que llegué, mucha gente me ha llamado, le gusta el estilo que yo toco, las canciones que yo traigo y la verdad yo cobro barato, 30 pesos la canción, y cuando vengo con 4 muchachos, un tambor más grande, otra trompeta y saxofón, ahí sí ya cobro 40, 50 pesos. Depende, explicó.

A la gente le ha gustado la música; le ha gustado cómo me comporto. “Yo tengo años viniendo aquí. A lo que vengo. Mi trabajo. Hasta ahí nomás”. Nade de estar molestando a la gente. No. “Por eso la gente me admira aquí en Parral”, presumió Hilario.

¡“Que milagro que vinieron”!, dice que la gente le ha dicho a su señora cuando los ven de regreso en las calles.

Y Añade: En todo parral conozco, he andado. Los 30 días del mes. Un día de este lado, otro día de este lado. El fin de semana, sábado y domingo, siempre voy a Santa, El Oro, Valle de Allende o a Zaragoza.

¡Es modestón el hotel, que tan caro es?

.-Es un poco menos, pero como quiera a diario pues es caro. Es el hotel Monárrez, ubicado en la 20 de Noviembre y Camargo.

Para la foto, Hilario y Omar aceptan tocar una melodía. Ambos se “destapan” con Triste Recuerdo. Estamos en la Privada de la 20 de Noviembre. Los automovilistas bajan hacia el centro, impasibles. Algunos muestran curiosidad.

Suena la trompeta, la tarola y el tambor que toca el niño.

¿Sólo tocas melodías? .“No canto. Yo puras tocadas”.

¿Ora sí que la cantada no se te dio? -Pues a lo mejor sí. Pero no lo he intentado, la verdad.

Qué melodías sí traes en tu repertorio? .-Traigo de todo. Triste recuero, La puerta negra…

Tu dónde aprendiste música?

--Allá en el estado de Oaxaca, en la casa, ahí yo empecé con un saxofón. Un primo me dio el tono de una canción, y ahí le agarré al saxofón a tocar. De ahí al paso del tiempo, un año aprendí el saxofón y agarré la trompeta. La mera verdad me gustó la trompeta y dejé el saxofón.

Pero el sax lo empezaste a qué edad? -Lo empecé a la edad de 14 años. Tengo ahorita 39.

Lo adoptaste pues. Te gustó más? --Sí. Me gustó más. El ritmo, el sonido. Creo que Dios me dio el don de tocar dos instrumentos y sí, llevó el compás. Se te mete gracias a Dios, el Padre Nuestro nos da ese don, nos da ese pensamiento y a seguir adelante.