“O chillan los sartenes o chillan los niños...” Así se refirió Lorenzo Chaparro al verse obligado a salir a las calles para vender sus galletas y panes y poder mantener a su familia, indicó que con la gente en contingencia por el Covid-19 "hay quien si no sale a trabajar simplemente no come, los que se quedan en casa, tienen un salario o son ricos, pero quien tiene necesidad no le queda de otra".
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Es vendedor de galletas y panes, recorre diariamente la ciudad, no ha dejado de trabajar ya que comentó que en casa son cinco de familia, su esposa y tres menores, hay que mantener. Para él no es posible quedarse en casa y llevar el confinamiento como lo están haciendo muchos. “O chillan los sartenes o chillan los niños...” La necesidad hace que la gente salga a ganarse el pan.
Antes de que la gente se quedara en casa y comenzaran a cerrar las oficinas de gobierno y los comercios, salía con 40 bolsas para vender; 20 de pan y 20 de galletas. Ahora sólo vende 25 en el recorrido que acostumbra.
Indicó que hace dos rutas lunes, miércoles y viernes; martes y sábado en El Minero, Independencia y Boulevard, de las 8:00 de la mañana para regresar a la 1:00 de la tarde.
Considera que es un trabajo pesado, ya que tiene que cargar cinco horas una reja de plástico donde lleva su mercancía, aguantar el sol y viento.
Un día antes prepara los panes y galletas, lo que más gasta es en gas unos 250 pesos por semana, pero no es el único gasto, ya que tienen hacerse cargo de la luz, teléfono, agua y alimentos.
Además de vender pan y galletas, en verano ofrece paletas de hielo, hay que hacerle la lucha en lo que se pueda; la vida está muy dura.
la gente que se queda en casa tiene asegurado un sueldo, pensión o son ricos; en cambio, las personas que no cuentan con un trabajo fijo no queda otra.