El rastrillo es la única herramienta de trabajo para los 30 brigadistas que desde enero combaten los incendios forestales en la región de Guachochi, donde a la fecha se han registrado 199 siniestros y cerca de la mitad son provocados. Los brigadistas que son habitantes de la zona no son expertos en control de conflagraciones, pero sí defienden sus tierras, así que se ponen los uniformes y las botas especiales que les ha otorgado el estado y municipio y apelan al seguro de vida otorgado por la Conafor para rastrillar el suelo y con tierra sofocar las llamas que enfrentan a 10 metros. Un combate que deja marcas con caídas, intoxicaciones y quemaduras, no ha evitado el daño en 16 mil 495.62 hectáreas de bosque, pero ha resguardado a las comunidades.
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El coordinador Alejandro Palma, manifestó que recientemente atendieron uno de los incendios más grandes, con una extensión de 20 hectáreas, el cual se encontraba a 20 minutos de Guachochi.
Con seis años de experiencia como combatiente ha logrado conocer los terrenos en donde se presentan incendios. Ha tenido que aprender los caminos para poder llegar rápido y evitar que el fuego consuma la mayor superficie. Su interés surgió cuando cursaba la carrera de Ingeniería Forestal y realizó sus estadías en Guachochi, donde desarrollaría un proyecto de medicina natural; pero comenzó la temporada de incendios y se enfocó en el combate.
Compartió que uno de los incidentes de los que ha sido objeto durante el desarrollo de su actividad son quemaduras, mientras combatía, el aire cambió su curso y sufrió lesiones leves. Recordó que 2021 fue una de las temporadas más difíciles, ya que se activaron incendios en toda la entidad, "si bien llegaba a la base a las 22:00 horas y nos enviaban a otro".
Manifestó que aunque el trabajo es pesado se imponen a cada labor que implica sofocar un incendio; en el caso de los brigadistas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), así como de Gobierno del Estado, antes de iniciar la temporada acude personal para aplicar pruebas físicas, desde caminar 4.8 kilómetros en menos de 45 minutos con un peso de 20 kilogramos en la espalda.
Detalló que esa prueba corresponde a nivel arduo donde cuentan con dos oportunidades para superarla; en caso de que a la primera no la pasen, se vuelve a programar una visita y si a la segunda no avanza, no es apto para ser brigadista. “Por lo regular, cada año hacen esa prueba, tenemos cursos de manera constante cuando recién ingresan los toman en la comunidad, pero conforme avanzan salen a otros lugares”, describió.
Indicó que a cada brigada se le asigna una zona, por lo que en caso de presentarse un incendio se coordinan para que los primeros respondientes sean la cuadrilla que esté más cerca. “Muchas veces en la tarde empiezan los incendios, ya que pasa el mediodía, calienta más el sol y es cuando surgen, tenemos que trasladarnos a donde se presente, sea en la tarde o en la noche”, dijo.
Argumentó que Guachochi tiene dos brigadas conformadas por 10 elementos cada una apoyadas por el Gobierno Federal; una del Gobierno del Estado integrada por 10 personas que se reparten en un jefe de brigada, dos jefes de cuadrilla y siete combatientes.
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Al momento de trasladarse, es llegar y abrir una brecha dependiendo como esté el material y accidentado el terreno, puede ser de 20 hasta 100 metros. Por ejemplo, en Mesa de la Joya han abierto brechas de 30 centímetros; en terrenos que calificó como accidentados por el material o el viento el fuego logra consumir mayor superficie.
Explicó que en el caso de los brigadistas de la Conafor, deben tener mínimo 50 años; hay otros entre 47 y 48 años que poseen amplia experiencia en cuanto a técnicas para mitigar el fuego, además conocen los diferentes terrenos.
“Por lo regular, los brigadistas han trabajado en años pasados, ya sabemos cómo debemos responder ante diferentes situaciones, el combate sigue siendo de la misma manera, a menos que ya sea amplio, vamos recogiendo el fuego para evitar que se propague”, expuso.
Al ser brigadas de protección ambiental llega el recurso para entregar al personal una mochila de línea, botiquines, dos uniformes, dos pares de botas de campo y rastrillos. Aunque poseen herramientas más especializadas el trabajo se vuelve más fácil con el rastrillo.
Uno de los artículos esenciales es el agua, pero en caso de que se presente un incendio extenso el propio Municipio apoya con alimento y combustible.
“El riesgo siempre está: desde una quemadura, intoxicación, caída, fractura o fallecimiento en terrenos escabrosos, pero los brigadistas cuentan con un seguro por parte de Conafor para en caso de algún accidente, que se vence hasta que termine la temporada de incendios el último día de junio”, describió.
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La temporada más fuerte es abril, por Semana Santa; mayo, otro tanto y junio por el cierre de temporada cuando el calor es más fuerte, las personas salen y se genera mayor número de incidentes.
“La mayoría de los incendios son provocados por colillas de cigarro o la gente hace fogatas y lo dejan así. En vacaciones salimos y entregamos volantes informativos para concientizar, creo que sí ha funcionado porque no hemos tenido tantos incidentes”, expuso.
El año pasado, para el cierre de temporada, la situación se tornó complicada, todos los brigadistas salieron a apoyar a Balleza y establecer acciones.
Hay ocasiones en que en los ejidos hay diversos incendios al mismo tiempo, se establece comunicación con el encargado para ver si requieren apoyo, en Mesa de la Joya hay una superficie considerable y no se puede abandonar totalmente.
Resaltó que una de las facilidades es la comunicación, por lo regular se comunican para en caso de que una brigada se traslade a un lugar, estén vigilantes ante su llegada.
“Cada brigada cuenta con un radio o dos para comunicación con los coordinadores o entre ellos para la hora de un incendio, yo soy jefe de brigada y coordinador, mi brigada tiene dos radios portátiles con alcance de tres kilómetros para que puedan hablarse, contamos con radios directos en caso de que se cubra un incendio en terreno difícil puedan comunicarse”, destacó.
El sueldo base como combatientes de Conafor y Gobierno del Estado es de 385 pesos diarios, salgan o no a combatir; sin embargo, cuando no hay incidentes realizan prevención como apertura y rehabilitación de brechas, podas y acordonamiento de material. A cada brigada se les establecen metas que deben cumplir; en caso de que los incendios sean constantes y diversos, no se alcanzan a cumplir debido a los trabajos de combate.
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“Tenemos torres de vigilancia en Ejido Santa Anita, Agua Azul, Mesa de la Joya, Norogachi, Papigochi, Ejido Guachochi, entre otros y quienes están ahí bajan a las 5:00 de la tarde, a menos que me hablen de un incendio que salga después de tiempo, junto a la brigada y salimos para allá”, indicó.
Quienes vigilan las torres se les denomina torreros; son independientes a las brigadas, ya que a quienes desempeñan esta labor otra instancia les apoya con el sueldo y combustible debido a que todos los días tienen que trasladarse para estar a las 8:00 de la mañana en su lugar.
“Están monitoreando la zona y nos avisan de un incendio, al momento de trasladarnos hasta donde llegue el vehículo tenemos que descender y caminar, podemos caminar en ocasiones 10 minutos para comenzar los trabajos de combate, a veces hasta dos horas”, compartió.
Resaltó que todo depende de los incidentes y el número de personal que se requiere, ya que hasta el momento no se han disparado los incendios, con las brigadas que hay son suficientes para responder a los siniestros. En caso de que aumenten, así como de la magnitud, se llama a la Sedena, silvicultores, Protección Civil y Guardia Nacional, que organizan personal y apoyan en las labores.
La labor del brigadista sí es reconocida, ya que cuando van a atender alguno la gente los reconoce, incluso si llegan a una tienda en ocasiones les ofrecen más insumos. “La gente es muy consciente, están pendientes de cualquier incidente, siempre que atendemos un incendio nos apoyan además de lo que nos mandan de otros municipios cuando aumentan los siniestros, con la experiencia hemos aprendido técnicas porque es mucho gasto para combatir, desde combustible, refacciones y alimentación”, dijo.
Uno de los elementos más indispensables es mantenerse hidratados, cada combatiente lleva consigo dos litros de agua, ya que el calor puede deshidratarlos. Lo primordial es mantenerse capacitados, les permite conocer técnicas de respuesta rápida y evitar exponerse, ya que el terreno es diverso.
Con base en información de Conafor, en Chihuahua del 1 de enero al 30 de mayo de este año se han registrado 199 incendios. Muestra que han afectado 16 mil 495.62 hectáreas de bosque, de las cuales 5 mil 897.96 son hojarasca; 9 mil 025.53 herbáceo, mil 093.14 arbustivo, 383 renuevo y 96 arbolado adulto.
En el año se han registrado 5 mil 067 incendios forestales en 32 estados en una superficie de 458,670.08 hectáreas; de ésta, el 94% correspondió a vegetación en estratos herbáceo y arbustivo, y el 6% a arbóreo.
Las entidades con mayor presencia de incendios fueron Ciudad de México, Jalisco, Michoacán, Puebla, Durango, Chihuahua, Tlaxcala, Veracruz y Chiapas, que representan el 84% del total nacional.
Las de mayor superficie siniestrada son Jalisco, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Nayarit, Durango, Michoacán, México, Sinaloa y Chihuahua, que representan el 84% del total nacional.