Santa Anita está a punto de convertirse en pueblo fantasma, podría quedarse sin habitantes. Ramón Rocha, coordinador de los Asentamientos Tarahumaras de Parral, dio a conocer que hasta 150 familias de la comunidad buscan salir de su lugar de origen ante la violencia de las últimas dos semanas.
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En medio de la Sierra Tarahumara, el pueblo de Santa Anita enfrenta una crisis que amenaza con dejar sus calles vacías y su espíritu sumido en la desolación. La violencia desatada por el crimen organizado ha provocado un desplazamiento forzado que pone en peligro la supervivencia misma de esta comunidad. Conforme los días pasan, Santa Anita se enfrenta al triste destino de convertirse en un pueblo fantasma.
Ramón Rocha, coordinador de los Asentamientos Tarahumaras de Parral, ha sido testigo de primera mano de la tragedia que asola a Santa Anita. Según sus estimaciones, hasta 150 familias han buscado desesperadamente escapar de la violencia que ha azotado el lugar en las últimas dos semanas.
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El desplazamiento forzado, que comenzó hace aproximadamente 15 días, ha llevado a los habitantes a buscar refugio en ciudades como Parral, Chihuahua, Cuauhtémoc, Camargo, Jiménez y Bocoyna, entre otras localidades cercanas.
La oleada de violencia que ha inundado los medios de comunicación desde el pasado 6 de junio, es solo la "punta del iceberg" de un problema que se ha arraigado previo a la fecha en que se hizo público el conflicto.
El coordinador de los albergues indicó que la situación ha empujado a niñas, niños, madres, ancianos y hombres a huir de Santa Anita en busca de seguridad y protección. La violencia ha creado un clima de temor constante y ha dejado cicatrices imborrables en el tejido social de la comunidad.
Aseveró que las familias desplazadas han dejado atrás sus hogares, sus pertenencias y, en muchos casos, sus esperanzas de regresar algún día. Las calles que solían estar llenas de vida ahora están plagadas de silencio y desolación. La economía local se ha visto gravemente afectada, con negocios cerrados y una sensación de abandono que permea en cada esquina.
Ante esta grave situación, el entrevistado comentó que se están coordinando con las autoridades locales y nacionales, quienes están tomando medidas inmediatas para proteger los derechos y la seguridad de los habitantes de Santa Anita.
En este sentido indicó que se están implementando estrategias integrales que brinden apoyo psicosocial a las víctimas y promuevan la reconstrucción del tejido social en la comunidad.
Según el Censo de Población y Vivienda de 2020 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, se registró un total de 88 habitantes en la comunidad. De esta cifra, 49 son mujeres y 39 son hombres.
Estos números revelan que Santa Anita es una comunidad pequeña y cercana, donde cada individuo tiene un papel importante en el tejido social. Sin embargo, debido a la violencia y el desplazamiento forzado que ha ocurrido recientemente, es probable que estos números hayan cambiado significativamente.
El éxodo de familias y el posible abandono de Santa Anita podrían llevar a una disminución drástica de la población, dejando atrás un vacío humano y social en las entrañas del pueblo.
En la comunidad de la Sierra Tarahumara de Chihuahua, se han suscitado una serie de hechos violentos que han generado un clima de temor y desolación entre sus habitantes que han salido huyendo de la situación.
En un enfrentamiento armado ocurrido recientemente, se reportó la decapitación de un hombre en las inmediaciones de la iglesia local. Su cabeza fue encontrada a una distancia considerable de su cuerpo, lo que evidencia la brutalidad del acto.
Durante el tiroteo, se registraron numerosos disparos que impactaron en la fachada de la iglesia. Los impactos de bala, de diferentes calibres, dejaron claras señales de la violencia desatada en la comunidad.
Además, se descubrió una camioneta calcinada frente a la iglesia, lo que indica que los actos violentos no se limitaron a tiroteos, sino que también incluyeron la destrucción de propiedades.
Estos hechos violentos han dejado una profunda impresión en los residentes de Santa Anita. Según las diversas fuentes, el miedo y la inseguridad, se han apoderado de la comunidad, lo que ha llevado a un desplazamiento forzado de varias familias.
La situación es tan grave que se teme que Santa Anita se convierta en un pueblo fantasma, con el éxodo de personas que buscan refugio en otras localidades, alejándose de la violencia y el peligro.
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Al menos seis violaciones a derechos humanos: Juan Portillo
Juan Portillo Díaz, Visitador de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, señaló que en el contexto de los hechos ocurridos en Santa Anita, se han identificado al menos seis violaciones a los derechos humanos, que detalló de la siguiente manera.
Derecho a la libertad de movimiento: El desplazamiento forzado de las familias y el éxodo de los habitantes que abandonaron la comunidad como resultado de la violencia limitan su derecho a la libertad de movimiento.
Derecho a la vida: La decapitación del hombre y el enfrentamiento armado constituyen una grave violación del derecho fundamental a la vida.
Derecho a la integridad personal: Los actos violentos, incluyendo la decapitación, representan una violación del derecho a la integridad personal, que protege a las personas de cualquier forma de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Derecho a la seguridad personal: El enfrentamiento armado y la presencia de hombres armados en la comunidad generan un ambiente de inseguridad y temor, lo cual vulnera el derecho de los habitantes de Santa Anita a la seguridad personal.
Derecho a la libertad de religión: La profanación y los daños causados a la iglesia de la localidad constituyen una violación del derecho a la libertad de religión y culto, impidiendo a los habitantes practicar su fe en un entorno seguro.
Derecho a la paz y la seguridad: La presencia del crimen organizado y la violencia recurrente en la comunidad, amenazan el derecho a vivir en un ambiente de paz y seguridad, fundamentales para el bienestar y la dignidad de las personas.