El municipio de Guadalupe y Calvo enfrenta un grave rezago en el acceso a agua potable, que alcanza aproximadamente el 80 por ciento. Según datos proporcionados por la unidad de transparencia del municipio, esta problemática se agrava debido a fallas recurrentes en bombas y transformadores, lo que impide el suministro adecuado a la cabecera municipal y a varias comunidades.
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El problema del agua potable no es nuevo. Desde 2021, las fallas en los sistemas de rebombeo y la falta de mantenimiento adecuado han sido identificadas como principales causas de este rezago. Durante las temporadas de sequía, la situación se complica aún más, ya que el bajo nivel de agua en las fuentes de abastecimiento no logra satisfacer las necesidades de la población.
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El drenaje también enfrenta dificultades significativas, especialmente durante la temporada de lluvias. La acumulación de tierra, arena y basura genera obstrucciones en las tuberías, mientras que en la época seca, la falta de corriente de agua provoca que los desechos se estanquen, deteriorando aún más las redes. Actualmente, solo el 15 por ciento de las comunidades cuenta con sistemas de drenaje, lo que refleja una alarmante falta de infraestructura básica.
A pesar de estos retos, el municipio ha implementado acciones puntuales para mitigar la problemática. Entre 2021 y 2024, se construyeron dos pilas de abastecimiento de agua y se renovaron redes de drenaje en colonias como el Centro, Las Tinajas y Santo Niño, además de realizar ampliaciones en comunidades como Baborigame y Atascaderos. Sin embargo, estas iniciativas han sido insuficientes para cerrar la brecha de rezago en los servicios básicos.
El gobierno local ha señalado que la respuesta a las fallas ha sido reactiva, atendiendo los problemas conforme se presentan. Además, ha contado con el apoyo de la Junta Central de Agua y Saneamiento del Estado de Chihuahua (JCASE), que ha proporcionado materiales, cloro para la desinfección y técnicos para la revisión de equipos. Sin embargo, estas medidas no han resuelto las limitaciones estructurales que enfrenta el municipio.
Entre los desafíos destacados, se encuentra la falta de presupuesto suficiente para proyectos de largo plazo, además de problemas recurrentes con el suministro eléctrico que generan sobrecargas y dañan los equipos de bombeo. Estas fallas no solo afectan el acceso al agua, sino que también limitan las capacidades del municipio para mantener y ampliar la infraestructura existente.
El impacto en la población es profundo, ya que la falta de servicios básicos compromete la calidad de vida y la salud de miles de habitantes. Las comunidades más vulnerables, que dependen exclusivamente de estas redes, son las más afectadas, viéndose obligadas a recurrir a soluciones temporales como la recolección de agua de lluvia o el acarreo desde fuentes lejanas.
La problemática de Guadalupe y Calvo refleja la urgencia de invertir en infraestructura sostenible que garantice el acceso equitativo a servicios básicos. Con el apoyo coordinado de los gobiernos estatal y federal, el municipio continuará enfrentando dificultades para superar el rezago que afecta al 80 por ciento de su población.
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