/ viernes 4 de septiembre de 2020

Fallido diagnóstico y solución al agua: Patricio Martínez

“El problema está en que la cuenca del Bravo está agotada, ya no puede sostener a 12 millones de usuarios de ambos lados”

“La crisis del agua en el río Bravo se está agudizando, y se está fallando en el diagnóstico. El problema no es Chihuahua, no es el agua que tiene en sus reservas el estado para utilizarla en los periodos secos. El problema no es solamente que estén sacando el agua con un equivocado concepto de que el agua es manejada por el gobierno”, afirmó el exgobernador Patricio Martínez García sobre el conflicto del agua en las presas de Chihuahua.

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El exmandatario afirmó que el problema de fondo está en que el río Bravo no puede con la enorme carga de una población que es de alrededor de 12 millones de habitantes, a lo largo de su caudal y que está exhausto, por lo que ya no puede seguir sosteniendo un gasto como el que se le ha impuesto, no nada más en el consumo agrícola, sino también en el gasto urbano, industrial, y no solamente al del estado de Chihuahua, pues el consumo de agua del Bravo es muy grande desde su nacimiento, en los límites de Colorado y Nuevo México hasta Matamoros, en la desembocadura del Golfo.

“El problema es en toda la cuenca, en un río que cuando cae la precipitación pluvial, que baja la lluvia y nieve en la parte alta, se tiene la crisis como la que estamos viendo ahora. Si revisamos los niveles de reservas que tienen las presas, El Elefante y El Caballo en Nuevo México; La Amistad y Falcón, presas internacionales, río abajo, allá en Coahuila, y todas las demás de los afluentes del Bravo -incluyendo las del Conchos- presentan niveles muy bajos, unos del 10% de su capacidad”.

Patricio Martínez puntualizó que lo anterior son llamados a gritos que da el río Bravo, de que ya no puede con las exigencias que se le están haciendo, y todavía no se quiere ver el problema en esa dimensión, que no radica únicamente en Chihuahua, sino en toda la cuenca, en la que el consumo es muy alto, y que anuncia una crisis muy grave.

Aunado al excesivo consumo del río Bravo, el mes de agosto de 2020 ha sido calificado como el más seco en más de 60 años, con un registro de sequía atípica similar, en agosto de 1953.

“Esto presenta una alarma que está equivocando el diagnóstico, pensando que el trasvase de las presas de Chihuahua va a solucionar el problema, para las presas internacionales y para el abastecimiento de los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, si ese fuera el caso. No, la solución no está en abrir compuertas de las presas de aquí o cualquier otro lado”, dijo.

Compartir, no pagar. División del agua común.

“Nos están dando el agua y no conviene que se vayan a enojar, porque nos dejan de dar el agua, no, no es así. No pueden dejar de darnos lo que es nuestro, lo nuestro es mil 850 millones de metros cúbicos del río Colorado, y de ellos, es toda el agua del río Bravo que ellos tienen, más 432 millones de metros cúbicos, que debemos entregarles nosotros, que son caudales que llegan al Bravo y que no los debemos tocar nosotros”, señaló Patricio Martínez García.

Además afirmó que el Tratado de 1944 no está para juzgarse si es ventajoso o no para México, porque se está dando una percepción equivocada de lo que es el Tratado.

“El Tratado no establece –cuidado- entrega de agua de Estados Unidos por mil 800 de metros cúbicos a cambio de 432 mil metros cúbicos en el Bravo. No, eso no es lo que establece el Tratado, esa comparación de metros cúbicos entregados por Estados Unidos y entregados por México, no es para hacer una comparación en la que se dé por resultado un intercambio de agua entre los dos países y los dos ríos”, dijo.

Destacó que el asunto es más sutil y de fondo, y hay que señalarlo a la población y a quienes manejan la información al Presidente de la República.

“Lo que establece es un acuerdo que no se hizo en el Tratado de Límites en 1848, y lo que no se hizo, que es cómo nos vamos a repartir el agua de los ríos, se hace en 1944, cómo nos repartimos el agua de los ríos, pero el agua es de los dos.

Ahí se establece cómo repartirla. Estados Unidos no nos da agua, ni nosotros le damos a él. Estamos haciendo la división de la cosa común”.

Martínez García mencionó que a la letra del Tratado en 1848 dice que la línea divisoria va por en medio del cauce principal de los dos ríos del Bravo y el Colorado, entonces el agua es de las dos naciones.

Pero no se estableció el método de reparto de esa agua, pero no quiere decir que Estados Unidos no está dando agua, ni que la pueda quitar a México, y llamó para no caer en esa equivocación.

“Es nada más cómo repartirnos el agua que es de los dos, y eso fue lo que se hizo en el Tratado de 1944, y es muy diferente este concepto, que sienta un principio indispensable en lo que es conflicto y los acuerdos del agua entre los dos países, con una concepción diferente, no es lo mismo decir, nos están dando a nos estamos repartiendo lo que es de los dos”.

Modernización al uso del agua

En 1848 cuando se le fija en el Tratado de Límites entre México y Estados Unidos como la frontera entre los dos países, --junto con el río Colorado, en el oeste-, los dos ríos tenían muy poca población, y estaban lejos de todos los centros poblaciones.

“De 1848 al año 2020 han pasado 172 años, la condición de esos dos ríos ha cambiado totalmente, por lo tanto, tanto la Casa Blanca en Washington, como Palacio Nacional en la Ciudad de México, incluyendo sus respectivos congresos, necesitan dedicar grandes presupuestos para darle modernización al uso del agua, de los dos ríos, el Colorado y el Bravo. Los dos ríos sí podrán sostener a toda esta población, siempre y cuando se modernice el uso del agua”, puntualizó Martínez García.

Y abundó, que lo que no se puede seguir haciendo son los riegos por aniego en Nuevo México, específicamente en Las Cruces y La Mesilla, pues representa un gasto enorme de agua, con ineficiencia, que no debe continuar.

“Estados Unidos debe invertir para cambiar esos métodos de riego (que son egipcios de hace 6 mi años), y en 2020 no podemos seguir usando esa tecnología, en la parte mexicana del río Bravo hay muchas regiones que no tienen eficiencia en el uso del agua, ni siquiera en el consumo y operación de sus empresas de servicio de agua potable”, instó.

En el tema de la eficiencia del agua, mencionó que a diferencia de otras regiones, en el caso de Chihuahua que sufre de escasez del agua, sí hay un buen grado de eficiencia, y los órganos operadores, que son las Juntas de Agua del Estado, tienen sistemas incluyendo el precio por metro cúbico al consumidor, que presentan un uso más eficiente del agua. El problema es que este método no se realiza a todo lo largo del río.

Diagnóstico equivocado, solución errónea

“Lo que observamos es que el problema lo ven como un Chihuahua acaparador del agua, y hay que quitársela. Muy bien, se la quitan, ¿y luego?, si no está lloviendo, esos vasos de presa vacíos ¿qué van a almacenar?, con un pronóstico meteorológico muy bajo para los próximos 20 días y estamos en la última etapa de la temporada de lluvias. Cuidado, lo que puede venir es un problema muy serio, no sólo para Chihuahua, sino para los dos países”, advirtió Patricio Martínez.

En ese sentido, explicó que el problema hoy está en Delicias, y a futuro, cuando se acaben el agua de Chihuahua, cuestionó, ¿de dónde la van a sacar? Adelantó que será entonces cuando se va a entender que el problema no es Chihuahua, cuando la cuenca se agotó y que generará una terrible crisis, incluso para la población.

La crisis del agua se puede ver en los niveles de las presas del río Bravo, que están en niveles de menos del 10% de su capacidad, que refleja el gravísimo problema en conjunto, del que la solución la están encontrando ahora en Chihuahua, quitándole su agua, pero se va a acabar de nuevo.

“El diagnóstico me parece que está equivocado, y la solución también está equivocada; el problema es mucho más grande, y la solución es un acuerdo entre los dos países para darle viabilidad al río y a la vida en el río, con todos los tributarios del Conchos”, dijo.

Por otro lado, la crisis del agua para consumo humano hace mucho que existe en Chihuahua, puesto que se realizan tandas para el abastecimiento de agua en las ciudades. Esa crisis se puede agudizar y extenderse más allá de la cuenca, en comunidades donde utilizan agua subterránea, como en Cuauhtémoc (donde hay muchas huertas), que ya sus propietarios las dejaron secar porque sus pozos ya no les dieron agua. Por igual, la crisis que tienen en el río Florido en Jiménez, ya tiene años y cada vez están cavando más profundo.

“Cada vez están perforando más profundo, tiene señales de alarma de la cuenca en Janos y Ascensión, Jiménez, y Cuauhtémoc que es parte de la cuenca, (pero es vecina, porque es parte interior), y una parte alcanza al río Conchos, donde ya hay severos problemas”.

CILA

“La Comisión Internacional de Límites y Aguas establecida en 1944 necesita evolucionar, la sección mexicana de CILA debe operar con transparencia y atendiendo a los principios democráticos que el país ha ido tomando en forma creciente. CILA en la sección mexicana permanece cerrada y sin ningún cambio en su operación desde su creación en 1944. Desde hace 76 años, CILA sigue contemplando todo como 1844, para su operación en la sección mexicana. Eso debe cambiar, porque en CILA debe haber una participación de Chihuahua y de Coahuila como estados obligados en el Tratado a aportar los caudales que se establecen en él”, aseveró el exgobernador Martínez García.



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“La crisis del agua en el río Bravo se está agudizando, y se está fallando en el diagnóstico. El problema no es Chihuahua, no es el agua que tiene en sus reservas el estado para utilizarla en los periodos secos. El problema no es solamente que estén sacando el agua con un equivocado concepto de que el agua es manejada por el gobierno”, afirmó el exgobernador Patricio Martínez García sobre el conflicto del agua en las presas de Chihuahua.

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El exmandatario afirmó que el problema de fondo está en que el río Bravo no puede con la enorme carga de una población que es de alrededor de 12 millones de habitantes, a lo largo de su caudal y que está exhausto, por lo que ya no puede seguir sosteniendo un gasto como el que se le ha impuesto, no nada más en el consumo agrícola, sino también en el gasto urbano, industrial, y no solamente al del estado de Chihuahua, pues el consumo de agua del Bravo es muy grande desde su nacimiento, en los límites de Colorado y Nuevo México hasta Matamoros, en la desembocadura del Golfo.

“El problema es en toda la cuenca, en un río que cuando cae la precipitación pluvial, que baja la lluvia y nieve en la parte alta, se tiene la crisis como la que estamos viendo ahora. Si revisamos los niveles de reservas que tienen las presas, El Elefante y El Caballo en Nuevo México; La Amistad y Falcón, presas internacionales, río abajo, allá en Coahuila, y todas las demás de los afluentes del Bravo -incluyendo las del Conchos- presentan niveles muy bajos, unos del 10% de su capacidad”.

Patricio Martínez puntualizó que lo anterior son llamados a gritos que da el río Bravo, de que ya no puede con las exigencias que se le están haciendo, y todavía no se quiere ver el problema en esa dimensión, que no radica únicamente en Chihuahua, sino en toda la cuenca, en la que el consumo es muy alto, y que anuncia una crisis muy grave.

Aunado al excesivo consumo del río Bravo, el mes de agosto de 2020 ha sido calificado como el más seco en más de 60 años, con un registro de sequía atípica similar, en agosto de 1953.

“Esto presenta una alarma que está equivocando el diagnóstico, pensando que el trasvase de las presas de Chihuahua va a solucionar el problema, para las presas internacionales y para el abastecimiento de los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, si ese fuera el caso. No, la solución no está en abrir compuertas de las presas de aquí o cualquier otro lado”, dijo.

Compartir, no pagar. División del agua común.

“Nos están dando el agua y no conviene que se vayan a enojar, porque nos dejan de dar el agua, no, no es así. No pueden dejar de darnos lo que es nuestro, lo nuestro es mil 850 millones de metros cúbicos del río Colorado, y de ellos, es toda el agua del río Bravo que ellos tienen, más 432 millones de metros cúbicos, que debemos entregarles nosotros, que son caudales que llegan al Bravo y que no los debemos tocar nosotros”, señaló Patricio Martínez García.

Además afirmó que el Tratado de 1944 no está para juzgarse si es ventajoso o no para México, porque se está dando una percepción equivocada de lo que es el Tratado.

“El Tratado no establece –cuidado- entrega de agua de Estados Unidos por mil 800 de metros cúbicos a cambio de 432 mil metros cúbicos en el Bravo. No, eso no es lo que establece el Tratado, esa comparación de metros cúbicos entregados por Estados Unidos y entregados por México, no es para hacer una comparación en la que se dé por resultado un intercambio de agua entre los dos países y los dos ríos”, dijo.

Destacó que el asunto es más sutil y de fondo, y hay que señalarlo a la población y a quienes manejan la información al Presidente de la República.

“Lo que establece es un acuerdo que no se hizo en el Tratado de Límites en 1848, y lo que no se hizo, que es cómo nos vamos a repartir el agua de los ríos, se hace en 1944, cómo nos repartimos el agua de los ríos, pero el agua es de los dos.

Ahí se establece cómo repartirla. Estados Unidos no nos da agua, ni nosotros le damos a él. Estamos haciendo la división de la cosa común”.

Martínez García mencionó que a la letra del Tratado en 1848 dice que la línea divisoria va por en medio del cauce principal de los dos ríos del Bravo y el Colorado, entonces el agua es de las dos naciones.

Pero no se estableció el método de reparto de esa agua, pero no quiere decir que Estados Unidos no está dando agua, ni que la pueda quitar a México, y llamó para no caer en esa equivocación.

“Es nada más cómo repartirnos el agua que es de los dos, y eso fue lo que se hizo en el Tratado de 1944, y es muy diferente este concepto, que sienta un principio indispensable en lo que es conflicto y los acuerdos del agua entre los dos países, con una concepción diferente, no es lo mismo decir, nos están dando a nos estamos repartiendo lo que es de los dos”.

Modernización al uso del agua

En 1848 cuando se le fija en el Tratado de Límites entre México y Estados Unidos como la frontera entre los dos países, --junto con el río Colorado, en el oeste-, los dos ríos tenían muy poca población, y estaban lejos de todos los centros poblaciones.

“De 1848 al año 2020 han pasado 172 años, la condición de esos dos ríos ha cambiado totalmente, por lo tanto, tanto la Casa Blanca en Washington, como Palacio Nacional en la Ciudad de México, incluyendo sus respectivos congresos, necesitan dedicar grandes presupuestos para darle modernización al uso del agua, de los dos ríos, el Colorado y el Bravo. Los dos ríos sí podrán sostener a toda esta población, siempre y cuando se modernice el uso del agua”, puntualizó Martínez García.

Y abundó, que lo que no se puede seguir haciendo son los riegos por aniego en Nuevo México, específicamente en Las Cruces y La Mesilla, pues representa un gasto enorme de agua, con ineficiencia, que no debe continuar.

“Estados Unidos debe invertir para cambiar esos métodos de riego (que son egipcios de hace 6 mi años), y en 2020 no podemos seguir usando esa tecnología, en la parte mexicana del río Bravo hay muchas regiones que no tienen eficiencia en el uso del agua, ni siquiera en el consumo y operación de sus empresas de servicio de agua potable”, instó.

En el tema de la eficiencia del agua, mencionó que a diferencia de otras regiones, en el caso de Chihuahua que sufre de escasez del agua, sí hay un buen grado de eficiencia, y los órganos operadores, que son las Juntas de Agua del Estado, tienen sistemas incluyendo el precio por metro cúbico al consumidor, que presentan un uso más eficiente del agua. El problema es que este método no se realiza a todo lo largo del río.

Diagnóstico equivocado, solución errónea

“Lo que observamos es que el problema lo ven como un Chihuahua acaparador del agua, y hay que quitársela. Muy bien, se la quitan, ¿y luego?, si no está lloviendo, esos vasos de presa vacíos ¿qué van a almacenar?, con un pronóstico meteorológico muy bajo para los próximos 20 días y estamos en la última etapa de la temporada de lluvias. Cuidado, lo que puede venir es un problema muy serio, no sólo para Chihuahua, sino para los dos países”, advirtió Patricio Martínez.

En ese sentido, explicó que el problema hoy está en Delicias, y a futuro, cuando se acaben el agua de Chihuahua, cuestionó, ¿de dónde la van a sacar? Adelantó que será entonces cuando se va a entender que el problema no es Chihuahua, cuando la cuenca se agotó y que generará una terrible crisis, incluso para la población.

La crisis del agua se puede ver en los niveles de las presas del río Bravo, que están en niveles de menos del 10% de su capacidad, que refleja el gravísimo problema en conjunto, del que la solución la están encontrando ahora en Chihuahua, quitándole su agua, pero se va a acabar de nuevo.

“El diagnóstico me parece que está equivocado, y la solución también está equivocada; el problema es mucho más grande, y la solución es un acuerdo entre los dos países para darle viabilidad al río y a la vida en el río, con todos los tributarios del Conchos”, dijo.

Por otro lado, la crisis del agua para consumo humano hace mucho que existe en Chihuahua, puesto que se realizan tandas para el abastecimiento de agua en las ciudades. Esa crisis se puede agudizar y extenderse más allá de la cuenca, en comunidades donde utilizan agua subterránea, como en Cuauhtémoc (donde hay muchas huertas), que ya sus propietarios las dejaron secar porque sus pozos ya no les dieron agua. Por igual, la crisis que tienen en el río Florido en Jiménez, ya tiene años y cada vez están cavando más profundo.

“Cada vez están perforando más profundo, tiene señales de alarma de la cuenca en Janos y Ascensión, Jiménez, y Cuauhtémoc que es parte de la cuenca, (pero es vecina, porque es parte interior), y una parte alcanza al río Conchos, donde ya hay severos problemas”.

CILA

“La Comisión Internacional de Límites y Aguas establecida en 1944 necesita evolucionar, la sección mexicana de CILA debe operar con transparencia y atendiendo a los principios democráticos que el país ha ido tomando en forma creciente. CILA en la sección mexicana permanece cerrada y sin ningún cambio en su operación desde su creación en 1944. Desde hace 76 años, CILA sigue contemplando todo como 1844, para su operación en la sección mexicana. Eso debe cambiar, porque en CILA debe haber una participación de Chihuahua y de Coahuila como estados obligados en el Tratado a aportar los caudales que se establecen en él”, aseveró el exgobernador Martínez García.



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