“Es difícil dejar a la familia, pero más difícil es no tener dinero” expresó Miguel Ángel Mendoza al narrar como tuvo que abandonar a su tierra natal para poder encontrar un ingreso. Directo desde Puebla partió para llegar a la Capital del Mundo, donde trabaja como albañil en una empresa constructora, esto con el fin de poder sacar algo para mandarle a su esposa y tres hijos.
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El coronavirus ha dejado estragos en la mayor parte del país, tal vez en algunas zonas es más evidente la falta de empleo, o al menos así comenta Miguel Ángel Mendoza, quien contó sobre la situación que se vive en Puebla, ya que no pudo conseguir trabajo, por lo que a primera instancia no dudó en aceptar un puesto ofrecido en Parral.
Tiene la edad de 37 años, se casó a los 19, edad en que se tuvo que convertir en el sustento de su hogar, pues expresa que ha hecho todo lo posible para que a sus seres queridos no les falte nunca nada. La semilla del amor entre la pareja cosecho tres hijos, dos mujeres y un hombre, de 10, 13 y 16 años, respectivamente.
Desde que se unió en matrimonio, se a dedicado a la albañilería, siendo este el oficio del que puede verse beneficiado económicamente hablando.
Más de dos meses duró buscando un trabajo, sin que pudiera encontrar, viviendo con un pequeño ahorro que tenía, hasta que un día le llamaron de la constructora donde había trabajado hace un año, lo que le permitió tener un desahogo tras meses de incertidumbre.
Al salir de su tierra natal ya se encontraba desesperado porque no podía solventar los gastos que se generaban en su núcleo familiar, aunado a que la educación de sus hijos “no se paga sola” como lo mencionó.
Así que, la primera oportunidad que le ofrecieron de trabajo… la tomo y no la soltó…sin importar que eso implicaba distanciarse de todo lo que ama…por lo que abordo el autobús que pago la compañía con destino a la Capital del Mundo para viajar durante 21 horas, atravesando medio país, para llegar a donde sería su nueva fuente de empleo.
Kilometros lo separan de su amada e hijos, pero Parral, es al menos para él, una luz al final del túnel, un sueldo modesto, terminó iluminando el sendero oscuro que recorrió. “Mil 800 por semana, pero… peor es nada” así lo dice.
De es cantidad que le pagan semanalmente, manda mil 200 para los gastos familiares, y el resto lo utiliza para pagar la renta de la casa en el Fraccionamiento Federico Ferro Gay, sitio donde vive actualmente.
A un mes de haber llegado, comenta que hoy más que nunca extraña a su esposa, pero, también expresa que no es mucho el tiempo que tendrá que pasar así, ya que en el contrato que tiene en la constructora está contemplado que se venza en 4 meses.
La pandemia de Covid-19 ha puesto unos cuantos retos en el camino de muchos como Miguel y los otros 7 poblanos que están radicando en la ciudad ante la falta de empleo que se vive en su lugar de origen… y pues “Es difícil dejar a la familia, pero más difícil es no tener dinero”, al menos así lo expresó.