Desde atender incendios de pasto, hasta auxiliar en el rescate de una vida o ser testigo de trágicos accidentes y ver la muerte frente a tus ojos, así es la vida de un bombero. “Nunca sabes qué ocurrirá el día de hoy, como puede ser tranquilo, puede ocurrir algún evento que marque la vida de alguien, en especial la de un traga-humo, pues somos testigos de lo que ocurre.” Así lo mencionó Nacho, quien desde 1986, ha laborado como bombero, en el Heroico Cuerpo de Bomberos de nuestra ciudad.
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“Recuerdo que en mi primer servicio, atendimos el incendio de un tanque de gas estacionario en la colonia Las Huertas, el corazón me latía a mil por hora, creía que en cualquier momento explotaría, pero afortunadamente no pasó a mayores”.
Así lo mencionó Jesús Ignacio Sáenz, mejor conocido por sus amigos y familiares como Nacho, quien dijo que fue en el año de 1986, a la edad de 20, que tomó la decisión de ejercer la labor de ser un bombero y que con el correr del tiempo, ha expuesto la vida junto a sus compañeros en la mayoría de los incidentes.
La decisión de formar parte de esta importante corporación, surgió luego de que, en dicha fecha, el fuera testigo de cómo miembros de dicho departamento, combatían una conflagración que se manifestaba cercas de su casa, y al ver como aplican las maniobras de combate contra el fuego, tomó la decisión de convertirse en uno.
Comenzó siendo únicamente voluntario, a lo largo de dos años y medio auxilió y ayudó en muchos de este tipo de incidentes; sin embargo, transcurrido el tiempo y habérselo ganado con esfuerzo y dedicación, fue llamado para formar parte de las filas de los traga-humos de manera oficial.
“Corría el año de 1986, yo trabajaba en una empresa maderera de esta ciudad y terminando mi jornada me iba a apoyar en el departamento de bomberos, así sucesivamente por dos años, cuando en el mes de mayo de 1988, fui nombrado oficialmente bombero", dijo.
Mencionó que, las funciones de los bomberos o también llamados “traga-humo” no tienen límites, se extienden también a salvar mascotas, cortar el ramaje de árboles caídos, apoyo en fugas de agua, retirar panales de abejas o avispas entre otras cosas.
Señaló que uno de los servicios que más le han marcado la vida, fue el primero, ocurrido en la colonia Las Huertas, donde un tanque de gas estacionario ardía en llamas. El temor de que en cualquier momento llegase a explotar, invadía cada nervio de su cuerpo, haciendo que la idea de ser parte del equipo no era solo subir a la bombera con el equipo, sino mirar cara a cara a la muerte.
“Ha sido la peor novatada que pude recibir –dijo entre risas- pero con el pasar de los años, aprendes a superar los miedos y temores de que te pueda pasar algo; sin embargo, cada día, cada llamado al sistema de emergencias, es una oportunidad de demostrar que estás capacitado para ayudar a los demás y evitar tragedias, eso es lo que nos hace enfrentar a la muerte.” Señaló.
Agregó que, a lo largo de estos 34 años, ha vivido todo tipo de incidencias, desde incendios de pasto hasta de casas. He visto personas fallecidas por intoxicación de monóxido y otras más que mueren durante la llamarada, pero ninguno de estos motivos, han sido suficientes para que Nacho, decida retirarse de sus labores.
Hoy, al celebrar este día, conmemoramos a todos aquellos que, como Nacho, han estado al frente de un incendio, auxiliando a las personas y rescatando a decenas de ellos. “por qué las labores de un bombero nunca terminan, siempre hay que rifársela y hacer lo mejor por las persona", finalizó.