En la zona serrana habitan 58 mil 200 menores de trece años, de los cuales un 60% no sabe leer ni escribir, es decir, 34 mil 920 niñas y niños rarámuris no acceden a la escuela porque tienen la necesidad de trabajar, revela el Inegi en su apartado de Acceso a la Educación de Pueblos Indígenas, con actualización al mes de mayo de 2020.
Además de tener obligaciones laborales, los menores que viven en la Sierra Tarahumara no consideran relevante estudiar, ya que, entre otros motivos, los trabajos a los que tienen acceso no demandan una formación académica. Aunado a lo anterior, prevalece la idea de que los varones deben dedicarse a labores del campo o al comercio, mientras que las mujeres tienen como única obligación cuidar de su hogar.
La zona serrana del estado abarca los municipios de Balleza, Batopilas, Bocoyna, Carichí, Chínipas, Guadalupe y Calvo, Guachochi, Guazapares, Guerrero, Madera, Maguarichi, Matachí, Morelos, Moris, Nonoava, Ocampo, Temósachic, Urique y Uruachi, la mayor parte está poblado por la etnia rarámuri.
Según el Inegi, la mayoría de los tarahumaras se dedican a actividades del campo, aunque esto ha cambiado en los últimos años en que han incursionado en el sector comercio, particularmente son los varones quienes se dedican a las ventas, aunque muchos de los artículos son elaborados por las mujeres, desde sus casas,
La edad promedio en que las mujeres se casan o mudan a vivir en pareja es a los 14 años, aunque hay niñas que tienen su primer embarazo desde los once o doce años, que suponen como única opción dedicarse al hogar, o bien, emplear parte de su tiempo a elaborar artesanías desde sus casas.
Por otra parte, más de un 78% de la población rarámuri vive en condiciones de marginación, entre las que no sólo se encuentra el aspecto educativo, sino la falta de viviendas dignas, suficientes espacios, acceso a servicios públicos y por supuesto alimentación.
Dicho porcentaje se refiere a la población clasificada en situación de pobreza extrema, sin alimentación adecuada ni suficiente y cada vez más expuestas a los alimentos de bajo valor nutricional, que resultan más accesibles por su bajo costo.
A la marginación que viven los cientos de rarámuris en zona serrana, se suman los cerca de 3 mil que han migrado a zonas urbanas como Ciudad Juárez y Chihuahua, donde han encontrado opciones de empleo como la como la construcción en el caso de los hombres, o el trabajo doméstico para mujeres; sin embargo, aún predominan las mujeres y niños que venden dulces o piden kórima en cruceros.
De acuerdo con el Inegi, en Chihuahua hay siete asentamientos indígenas, tres más están ubicados en Parral, uno en el municipio de Cuauhtémoc, y sólo se identifican dos en Ciudad Juárez, aunque muchos rarámuris ya forman parte de otras colonias de las ciudades, principalmente en las periferias, áreas en las que de igual manera viven con una o más clasificaciones de marginación.