/ sábado 6 de marzo de 2021

Diagnostican un tumor a Lobito, el guardián del Palacio Alvarado

El perrito se ha convertido en un todo un icono para los turistas que acuden a visitar el palacio

Parral, Chih.- Todo aquel que ha tenido la fortuna de visitar la joya arquitectónica que es el Palacio Alvarado, habrá podido observar con asombro la presencia de un guardián de cuatro patas, que con elegancia suele encontrarse a las afueras del palacio, o bien, recorriendo los callejones del barrio de La Alfareña.

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La historia de “Lobito”, como es mejor conocido por los vecinos del Palacio Alvarado, inició la madrugada de un 21 de noviembre de 2018, fecha en que fue abandonado por quienes aparentemente eran sus dueñas, y que lo dejaron amarrado a un costado del palacio.

Fue entonces cuando el vigilante en turno, al percatarse de la presencia del can, decidió llevarlo al palacio, donde pasó el resto de la noche. Al día siguiente, un trabajador del recinto decidió adoptarlo; sin embargo, Lobito decidió regresar.

Tiempo después dos personas intentaron adoptarlo, pero nuevamente Lobito siempre regresaba al Palacio Alvarado, probablemente con la esperanza de que algún día sus dueñas volvieran por él, lo que jamás sucedió.

Fue así que entre los trabajadores, vecinos y amigos comenzaron a llevarle comida, haciéndose cada vez más popular entre la comunidad la presencia de Lobito en el palacio y el barrio de La Alfareña.

Cada vez se popularizó más Lobito, convirtiéndose así en un icono del mismo Palacio Alvarado. Incluso los turistas que acuden a visitar el Palacio Alvarado y los museos del centro histórico de Parral ya lo tienen ubicado como “el perro del palacio” o “el perro de los museos”.

Lamentablemente, hace una semana los encargados de el Palacio Alvarado se percataron que Lobito presentaba sangrado; al acudir con el veterinario, pudieron saber que tenía un tumor “TVT”, por lo que requiere de quimioterapias de Sulfato de Vincristina, que además de escasear en Parral, es bastante costoso.

Martín Raúl Márquez, encargado del Palacio Alvarado, mencionó que con su llegada, Lobito cambió la vida de todos los que laboran en el recinto, sobre todo porque siempre se ha mostrado muy entendido, educado y respetuoso del espacio, motivo por el que se ha ganado el cariño de la gente que acude al palacio.

Parral, Chih.- Todo aquel que ha tenido la fortuna de visitar la joya arquitectónica que es el Palacio Alvarado, habrá podido observar con asombro la presencia de un guardián de cuatro patas, que con elegancia suele encontrarse a las afueras del palacio, o bien, recorriendo los callejones del barrio de La Alfareña.

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La historia de “Lobito”, como es mejor conocido por los vecinos del Palacio Alvarado, inició la madrugada de un 21 de noviembre de 2018, fecha en que fue abandonado por quienes aparentemente eran sus dueñas, y que lo dejaron amarrado a un costado del palacio.

Fue entonces cuando el vigilante en turno, al percatarse de la presencia del can, decidió llevarlo al palacio, donde pasó el resto de la noche. Al día siguiente, un trabajador del recinto decidió adoptarlo; sin embargo, Lobito decidió regresar.

Tiempo después dos personas intentaron adoptarlo, pero nuevamente Lobito siempre regresaba al Palacio Alvarado, probablemente con la esperanza de que algún día sus dueñas volvieran por él, lo que jamás sucedió.

Fue así que entre los trabajadores, vecinos y amigos comenzaron a llevarle comida, haciéndose cada vez más popular entre la comunidad la presencia de Lobito en el palacio y el barrio de La Alfareña.

Cada vez se popularizó más Lobito, convirtiéndose así en un icono del mismo Palacio Alvarado. Incluso los turistas que acuden a visitar el Palacio Alvarado y los museos del centro histórico de Parral ya lo tienen ubicado como “el perro del palacio” o “el perro de los museos”.

Lamentablemente, hace una semana los encargados de el Palacio Alvarado se percataron que Lobito presentaba sangrado; al acudir con el veterinario, pudieron saber que tenía un tumor “TVT”, por lo que requiere de quimioterapias de Sulfato de Vincristina, que además de escasear en Parral, es bastante costoso.

Martín Raúl Márquez, encargado del Palacio Alvarado, mencionó que con su llegada, Lobito cambió la vida de todos los que laboran en el recinto, sobre todo porque siempre se ha mostrado muy entendido, educado y respetuoso del espacio, motivo por el que se ha ganado el cariño de la gente que acude al palacio.

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