El 22% de los niños de entre 7 y 13 años en el estado considera atractivo pertenecer y vivir del narcotráfico, ya que no consideran relevante el valor de la honestidad, revela el estudio “Riesgos de la Infancia en Chihuahua”, elaborado por la Fundación del Empresariado Chihuahuense AC, (Fechac).
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De acuerdo con el estudio, esta visión es de niños, ya que las niñas chihuahuenses no muestran interés ni gusto por el narcotráfico.
El muestreo indica que el modelo de imitación hacia los padres de familia es un común denominador entre los niños, de tal forma que un 22.7% desearía vivir del narcotráfico, mientras que un 6.9% lo considera altamente atractivo.
Los menores que han sido atendidos en programas de valores por parte de Fechac u otras organizaciones muestran menor tendencia a seguir el modelo del crimen organizado que los niños que desertan y no están cuidados por nadie, y en muchos casos, menor que el de los niños cuidados en casa.
La tendencia es clara: entre 10 y 15% de los niños muestran poco acuerdo y poca tendencia hacia el valor de la honestidad.
El desacuerdo con la honestidad se incrementa sustancialmente a partir de sexto de primaria y llega a ser casi de una cuarta parte de los niños en tercero de secundaria.
Existen ciertas características que definen a un o una menor de edad con interés por el crimen organizado.
En general se trata de niños con una educación trunca, incluso muchos de ellos no concluyeron la educación primaria, o únicamente han cursado ésta.
Mucho del comportamiento de menores que desean imitar a narcotraficantes se basa en la imitación, lo que es determinante en redes sociales, por lo que se establece que son adictos a medios de comunicación e internet, sin una supervisión de padres o tutores.
Muchas de igual forma son hijos de familias disfuncionales o desintegradas y pertenecen a un nivel medio o bajo principalmente, aunque no es exclusivo de éstos.
Estos niños se caracterizan por repetir patrones de conducta por haber sido violentados por los padres principalmente, razón por la que incuban resentimiento familiar y luego social, lo que los convierte en sociópatas, pues aborrecen las normas.