Ya sea porque no quedan familiares vivos o porque los descendientes de los difuntos no los recuerdan, varias de las tumbas ubicadas en la sección más antigua del panteón municipal de Delicias se encuentran olvidadas y abandonadas, lo cual queda evidenciado por la falta de limpieza de las lápidas y, sobre todo, porque este Día de Muertos nadie depositó sobre ellas una sola flor.
En la primera sección del cementerio, donde están sepultadas las personas que fallecieron en las décadas de 1940, 1950 y 1960, es común hallar tumbas cuyas lápidas están deterioradas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento.
Varias de las lápidas están rotas, hundidas o sus leyendas son ya ilegibles para quienes intentan descifrar qué persona descansa ahí. Algunas tumbas ni siquiera tienen una lápida o una cruz de madera, por lo que sólo son montículos de tierra donde reposan los restos de algún desconocido.
Otras tumbas no recibieron visitantes este Día de Muertos, pues los familiares de los difuntos que descansan en ellas no viven, se fueron de la ciudad o ya no los recuerdan. Tal es el caso de varias tumbas de personas de origen chino, sobre cuyas lápidas nadie dejó flores y en las que pueden leerse apellidos como Lee, Wong y Fong.
Lo mismo sucede con las tumbas de otras personas que en el pasado fueron conocidas en la sociedad deliciense. Una de ellas es la del ex presidente municipal Emiliano J. Laing Agüero, quien murió durante un intento de levantamiento armado contra el gobierno federal en 1954.
Anteriormente, la tumba donde se encuentran los restos del ex alcalde era visitada por gente que lo homenajeaba, pero este año no hubo flores ni coronas, únicamente acudió un matrimonio de la tercera edad que limpió la lápida.
En contraste, otras tumbas recibieron más atención por la leyenda urbana que las rodea, como sucedió con la de José Antonio Hurtado Borjón, de quien se afirma era en realidad el cantante y actor de cine Pedro Infante, aunque no hay elementos que lo prueben.