Sitio reconocido por su diversidad de avifauna, el humedal del río San Pedro se convirtió esta temporada en el hogar de un ave cuyo plumaje resalta en el entorno y que por su rareza llama la atención de quienes visitan el área del vado. Es la espátula rosada, un ave acuática cuya distribución abarca desde el sur de los Estados Unidos hasta Sudamérica.
A 300 metros del puente que comunica a Delicias con Meoqui, el ejemplar de espátula estableció su hogar en un espejo de agua rodeado de tules y plantas acuáticas, donde se le observó buscando su alimento.
En la página de Facebook “Vida en el río San Pedro”, se reportó la presencia, inusual para esta región, del ave acuática, misma que se registró por primera vez para el humedal de Meoqui el 9 de septiembre pasado según los datos proporcionados en los portales de Naturalista y eBird.
Por parte de este medio de comunicación se acudió a la zona del vado de Meoqui, donde se pudo constatar la existencia de un ejemplar solitario de espátula rosada, que comparte hábitat con otras especies residentes como las garzas blancas, patos y chichicuilotes.
El ave, al ser observada la mañana de este sábado, permaneció inmóvil largos minutos como si supiera que le apuntaban con el lente de una cámara fotográfica. Sin embargo, momentos después comenzó a desplazarse en dirección este- oeste, introduciendo la cabeza al agua y haciendo movimientos rápidos con el pico, de lado al lado, en busca de comida, para posteriormente regresar a su refugió entre las plantas acuáticas.
La espátula rosada (Platalea ajaja) recibe su nombre por la forma ancha y plana de su pico, el cual le facilita capturar peces, insectos, crustáceos y plantas, que constituyen su alimento.
El volátil rosa no será el único visitante que en esta temporada de otoño reciba el humedal de Meoqui. Cada año, a finales de noviembre, arriban al espejo de agua bandadas de pelícanos blancos provenientes del norte de los Estados Unidos, junto con otras especies migratorias como patos y gansos.
La llegada de estas aves se convierte en un espectáculo admirado por los habitantes de la región centro sur y de otras partes del estado, e incluso del extranjero, que acuden para observar y tomar fotografías, mientras que a finales del mes de diciembre se realiza el conteo de avifauna por parte de integrantes de agrupaciones ambientalistas.